¿Y qué se puede hacer después de todo este lío?
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El anuncio de un plebiscito para hacer una nueva Constitución Política es lo más visible, es el tótem exhibido frente al pueblo, cuestión increíble, jamás se habría esperado de un gobierno, el de los hijos legítimos del poder, se abriría la ventana a un plebiscito, que irían a consultar al pueblo si querrían cambiar la ley fundamental.
Con todo, no se puede esperar que resulte otra cosa de un gran acuerdo entre los 2 poderes principales de un estado que se dan cita, para confeccionar un plan, para evitar ser despojado de ese poder que les garantizaba “el estado de derecho”, el anuncio, los plazos, las provisiones legales, etc. son parte de la reacción, que ha sido vacilante , “cediendo” porque la presión popular no bajó el puño.
Al principio querían hacerla ellos en el Congreso, y después optaron por una Asamblea Constituyente cuyo nombre fue cambiado enigmáticamente a Convención Constitucional, así las cosas, dentro de este ofertón se esconde una trampa, los asambleístas o convencionales serán elegidos de acuerdo al sistema electoral que rige las elecciones de diputados, es decir por distritos, de tal manera, de asegurar las proporciones que se han dado históricamente en este escenario, vale decir, la Derecha y sus múltiples etiquetas un 40%, y la Concertación o NM +FA, un 60%.
Finalmente, da a conocer entre otras cosas, el procedimiento que tendrán que tener a la vista los elegidos para confeccionar la nueva constitución, que dice: “… la Convención deberá aprobar las normas y el reglamento de votación de las mismas por un quórum de dos tercios de sus miembros en ejercicio.
Las convención no podrá alterar los quórum ni procedimientos para su funcionamiento y la adopción de acuerdos.”
No sabemos cómo será el comportamiento del movimiento social en modo estallido, si se niegan a participar de esta opción con todas las provisiones que ha tomado el gobierno de Piñera, o si el mismo Piñera se encontrará gobernando entonces, pero si ocurriese que 6 o 7 millones de electores concurriera a ejercer su voto válidamente emitido, entonces lo que allí ocurra, será válido y legítimo, nadie podrá objetar sus resultados.
¿Acaso no es un mandato supremo el que le confiere el pueblo a los asambleístas para la única misión de confeccionar una nueva Constitución?
¿No es parte del mandato acaso, la de fijar el procedimiento para construir la nueva Constitución?
Fijar a priori el cómo hacerla por el Congreso a cuenta del gobierno es una intromisión que asalta a la vista , choca con la voluntad suprema del pueblo convocado, no es competente ni el presidente ni los senadores y diputados para fijar normas de funcionamiento a la Asamblea, ni menos el Tribunal Constitucional para dirimir conflictos, estas instituciones son parte interesada de lo que podría desaparecer si la Asamblea así lo dispusiera y el pueblo lo aprobara, de modo que es contrario a la lógica, al derecho, y a la voluntad del pueblo que están convocando. Hay un vicio o un error.
Si no quieren que la Asamblea en el mismo mágico momento de constituirse como tal desconozca ese reglamento y fije el propio, no hagan esta obscena propuesta.
La Asamblea tendrá el respaldo del pueblo, el conflicto social seguirá el curso de las aguas por el flanco que encuentre y necesariamente se trasladará a la Asamblea si es que llega a ser elegida.
La dejo ahí.
Por René Dintrans Alarcón