Chile al Día

Coordinadora feminista 8-M se retira de Unidad Social

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oy, 7 de enero de 2020 hacemos efectivo nuestro retiro del espacio de Unidad Social. Como Coordinadora Feminista 8M comunicamos a todas las organizaciones de Unidad Social, a nuestras compañeras feministas y al conjunto de los pueblos movilizados, nuestra decisión de retirarnos de Unidad Social. Las siguientes son las razones de nuestro ingreso y permanencia en el espacio, y las que determinan hoy nuestra salida.

 

Formamos parte de Unidad Social desde su inicio en julio de 2019 porque uno de nuestros objetivos es la transversalización del feminismo al interior del movimiento social, reconociendo que en muchas instancias la presencia del feminismo será una disputa, un proceso por construir y no algo dado.

Tras el estallido, numerosas organizaciones se sumaron a US con la disposición de articularse. Desde entonces planteamos las siguientes claves que nos parecen centrales: a) la renuncia de Sebastián Piñera, en tanto responsable político de las violaciones sistemáticas a los derechos humanos; b) la convocatoria a una huelga general, de carácter productivo y reproductivo, como un momento de despliegue amplificado de fuerzas; c) el llamado a fortalecer la dinámica de autoorganización expresada en las asambleas territoriales.

Junto a esto, criticamos la negativa a convocar una Huelga General para el 21 de octubre, nos opusimos a la política de vaciamiento de las calles que aspiraba a demostrar, desde Unidad Social, una supuesta capacidad de control, e imposición de “orden, disciplina y seriedad” a la movilización; nos opusimos a la imposición de un pliego de demandas netamente sindicales, que desconocía el contenido general del estallido y los desarrollos programáticos de los diversos movimientos que componen este espacio; y nos opusimos también a que el sentido de este pliego, antes que reforzar la lucha en curso, fuese validar, mediante la negociación, al gobierno como interlocutor en el momento en que su aprobación se desplomaba, la condena internacional por la violación sistemática a los derechos humanos crecía y en que su salida era una demanda transversal de la movilización.

Trajimos estas posiciones a las asambleas de Unidad Social, para someterlas a la deliberación colectiva y nos encontramos con otras organizaciones que compartían estas posiciones. Sin embargo, se fue haciendo cada vez más evidente que esta deliberación no era posible, pues eran otros los espacios en los que se tomaban las decisiones. Ese espacio tomó un nombre, y por la prensa nos enteramos de la conformación del “Bloque Sindical”. Este Bloque, que no reúne por cierto a todas las organizaciones sindicales de Unidad Social, se arrogó tempranamente la potestad de hablar a nombre de tod-s nosotr-s y, haciendo esto, tomó una serie de decisiones políticas de carácter estratégico.

Desde la presentación del “pliego de Chile”, nos fuimos enterando por la prensa de acuerdos que nunca tomamos. Esta política se fue agudizando en un sentido que compromete cada vez más el curso del estallido y los horizontes de transformación que este plantea, hacia el fin del neoliberalismo y los pactos transicionales. La decisión del Bloque de reunirse con el gobierno, sin ninguna condición ni garantía; de reunirse luego con el conjunto del parlamento, y finalmente, la iniciativa de llegar a un acuerdo con la oposición en relación al proceso constituyente, forman parte de un itinerario de acciones de las que no participamos y con las que no tenemos acuerdo.

Las decisiones tomadas por el Bloque Sindical, no sólo desconocen acuerdos políticos fundamentales alcanzados por US y que iban en la dirección de evitar un cierre por arriba de esta coyuntura, como el enfático rechazo al “Acuerdo por la paz social y la nueva constitución”, sino que comprometen también la confianza de las multitudes que han salido a luchar, en sus propias fuerzas. Estas decisiones pavimentan un peligroso camino de recomposición de la confianza en los partidos impugnados y en la reedición de un nuevo pacto social “en la medida de lo posible”. Es por esa razón que nos retiramos del espacio.

Afirmamos la necesidad de estar articuladas, pero la unidad en Unidad Social no ha sido posible. El Bloque Sindical ha sostenido un camino que es contrario a la unidad y que se parece más a la exclusión. La unidad no es la subordinación de much-s a acuerdos tomados por poc-s. No nos es posible sostener una articulación con quienes nos excluyen de las decisiones, pero que se sirven de nuestras organizaciones únicamente para nombrarlas ante la prensa. Lamentablemente, estas prácticas han determinado que sean justamente organizaciones de los sectores más dinámicos del periodo previo y actual del estallido, secundari-s y feministas, las abandonen este espacio. Esto debe ser un llamado a la preocupación.

Si alguien se le ocurre ver en nuestra salida y en nuestras críticas una oportunidad para festinar con las contradicciones y los desafíos del movimiento, pensamos particularmente una derecha ansiosa, nosotras decimos fuerte que la posición que defendemos busca desarrollar la forma más poderosa de combatir a la derecha: reforzar la confianza de quienes luchan en sus propias fuerzas y no en diluir esa autoconfianza en pactos con sectores ajenos.

Nos retiramos planteando una crítica a aquellos dirigentes, incluidas dirigentas, que ayer le cerraron literalmente la puerta en la cara a nuestras compañeras sindicalistas para impedir su ingreso al Comité Nacional de Huelga y que se presentan hoy ante la prensa como organizadoras del 2do Encuentro Plurinacional de las que Luchan y de la Huelga General Feminista del 8M. Este intento de apropiarse de un trabajo del que no han sido parte y que está siendo levantado en un esfuerzo largo y mancomunado de organizaciones feministas de todo el país, da cuenta de hasta qué punto este espacio ha sido un intento de Unidad Social sin unidad social.

Llamamos a las bases de las organizaciones que son parte del Bloque Sindical y al resto de las organizaciones que componen este espacio, a afirmar juntas la potencia del momento, a cerrarle el paso a los intentos por domesticarla y a empujar una plan de lucha definido desde los espacios movilizados, que pueda proyectar un proceso de construcción de fuerza propia. Nos llamamos a encontrarnos y construir este plan de lucha en el 2do EPL y en la Huelga General Feminista del 8M, a materializar lo que siempre defendimos aquí: la necesidad de levantar espacios democráticos que recojan el sentido histórico de la impugnación que está en curso y que nos permitan imaginar y construir juntas una nueva forma de organizar la vida.

 

 

Coordinadora Feminista 8 M

 

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  1. Gino Vallega says:

    Cualquier palafito debe tener las «patas ó postes» necesarios para mantenerse erguido y en posición correcta.Si los postes de los palafitos que pretenden subsistir sobre las aguas negras de la politiquería chilena son «caciques» intransigentes (FA , concertación , uniodad social , CUT …..) la endeble estructura se ahoga no más.No hay diálogo ,
    no se usa la dialéctica para llegar a acuerdos , la revolución será machista/feminista/derechista/izquierdista/color rosa/azul/roja ó no será………moraleja = NO SERÁ y las aguas putrefactas de la oligarquía dominante será nuestro destino.POR FA , será posible empezar de nuevo?

  2. Lamentable que,en cada intento de constituir un frente con metas de desarrollo democrático en Chile, siempre termina
    minado por una forma de fungosis-socio-politica:
    El enemigo común es diestro en atizar las diferencias en el sistema que defiende:
    Mujeres contra hombres; jóvenes contra viejos; no militantes contra militantes… y un largo etc.
    El propósito finanal es, crear resabio, desilusión y desesperanza.
    Lamentable.

  3. juan rulfo castillo says:

    Muy Bien , fuera los profesionales de los sindicatos : a obedecen a los partidos políticos… Fuera los vendidos al dinero y a las élites que desean mantener sus privilegios ,que ya ven perdidos…

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