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El rinoceronte zen: buscando la felicidad

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La palabra «rinoceronte» (ρινόκερος) proviene de los términos griegos rhino (nariz) y kera (cuerno) y significa, literalmente, «nariz cornuda» aludiendo a los característicos cuernos en el hocico, que son, además, un valorado trofeo y la razón principal de su caza.

 

Por otra parte, en la cultura euroasiática, el rinoceronte (más concretamente el Elasmotrium), es el origen del mito del unicornio, un caballo con un solo cuerno en mitad de la frente, que en épocas posteriores se modificó hasta tomar la forma romántica con que se asocia el término hoy en día.

 

En la cultura oriental, es donde se ha desarrollado más el sentido místico y figurativo del rinoceronte. En ellos, este animal simboliza la protección, es decir, se supone que protege con su cuerpo y su cuerno los lugares donde se le coloca como si protegiera a su propia cría. En el Feng-Shui se le considera idóneo para tenerlo en las oficinas o en el despacho porque protege en contra de los espionajes, los enemigos y las malas intenciones y en el hogar, protegerá de los ladrones.

 

Por otra parte, en la tradición Zen, el término kōan referido a preguntas que no tienen respuesta o a enunciados sin sentido.




 

Sin embargo, para un monje zen, un kōan no es algo que carezca de sentido, y los profesores zen aguardan una respuesta adecuada cuando lo formulan. Eso sí, el maestro no está buscando que el discípulo sepa la respuesta correcta, sino evidencias acerca de sus progresos en la filosofía zen y la aplicación en su vida diaria.

 

Un kōan (公案; japonés; kōan, del chino: gōng’àn) es, en la tradición zen, un problema que el maestro plantea al alumno para comprobar sus progresos.

 

Los kōan reflejan la iluminación o despertar de tales personas, y tienen el propósito de desconcertar el pensamiento discursivo lógico-racional y provocar un shock mental que lleve a un aumento de conciencia (despertar). Los maestros zen, a menudo recitan y comentan kōan, y algunas veces se concentran en ellos durante sus sesiones de meditación.

 

La meta del koan zen es la iluminación, es decir, un profundo cambio de actitud. Con este cambio el mundo parece un lugar diferente; con él llegan la libertad de espíritu y la conciencia de la alegría y la bondad que subyacen en la vida cotidiana.

 

Los koans no buscan prescribir un tipo de felicidad particular o una forma de vida correcta. No te enseñan a construir o a hacer algo que no existía. Muchos enfoques psicológicos y espirituales giran en torno a metáforas de ingeniería y pretenden que tu mente sea más predecible y controlable. Los koans van en dirección contraria. Te invitan a aliarte con el lado impredecible de la mente y a transformarte en el artista de tu propia vida.

 

En ese sentido, el rinoceronte zen ofrece un camino inusual hacia la felicidad. No te anima a esforzarte por las cosas, a manipular a la gente o a convertirte en una versión mejorada y refinada de ti mismo. Por el contrario, sugiere una manera indirecta de acercarte a la felicidad al desmontar, deshacer, tirar por la borda y, en general, subvertir la infelicidad. Y este enfoque indirecto ni siquiera parte de un plan: es difícil planear algo que te llevará más allá de lo que puedes imaginar, y precisamente para eso está diseñado este método.

 

En la cultura occidental, un tanto ajena a las sutilezas de la filosofía oriental, a veces se encuentra el término kōan referido a preguntas que no tienen respuesta o a enunciados sin sentido.   

 

En su libro, El rinoceronte zen y otros koans que te salvarán la vida, el escritor australiano John Tarrant tiene el objetivo de desconcertar, liberar, serenar y centrar destruyendo los límites del lenguaje y de la lógica al acercar la interpretación de los 15 koans descritos en el libro, con anécdotas y ejemplos, no exentos de sentido del humor.

 

El propósito final, es despertar la parte más intuitiva de la mente porque la vida de cada ser humano, es un koan, es decir una pregunta profunda cuya respuesta la vive ya que ello, vive la verdadera inspiración.

 

En este libro, el lector recibe quince koans, que son breves historias o sentencias de la milenaria tradición zen concebidas para guiar a la conciencia por caminos insólitos hacia la plenitud y que al mismo tiempo reflejan su belleza y lirismo en el contexto del autor y del lector.

 

Este libro se transforma en un viaje sin mapa, con la única indicación de expandir la mente con el fin de experimentar un profundo cambio de actitud, teniendo paciencia porque la mejor manera de obtener la respuesta a la pregunta es no buscándola, sino dejar que ella encuentre a quien formuló la pregunta para guiar a la conciencia, por caminos insólitos hacia la plenitud.

 

En este sentido, un koan es una puerta de entrada. Estos poemas breves, historias imaginativas y diálogos le abren al lector, algo más real que las historias que inventan las mentes

 

John Tarrant nació en Australia, en 1949, es un maestro zen que ha estudiado koans durante treinta años. Dirige el Pacific Zen Institute, centro dedicado a la meditación y las artes. Le interesa el zen como una forma de transformar la mente.

 

Se doctoró en Psicología en el Saybrook Institute de San Francisco y se dedicó a estudiar y enseñar zen de una manera clásica durante aproximadamente quince años antes de desarrollar nuevas formas de introducir los koans para que resultaran útiles incluso a aquellas personas sin experiencia previa en meditación.

 

Tarrant es autor de varios libros de poesía y de filosofía zen. Actualmente vive entre viñedos cerca de Santa Rosa, California.

 

 



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