Poder y Política

Tonton-Macoutes, Vudú, Carabineros, Iglesias y Gobierno

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La presencia de uniformados chilenos en Haití desató la barbarie que hoy conocemos. Nuestros ‘pacos’ son los nuevos Tonton-Macoutes, y nuestros católicos fundamentalistas y cristianos fanáticos quieren ser los viejos y superados patrones del Estado y del pueblo.

 

Todos en el país están de acuerdo que luego del estallido del 18 de octubre de 2019 Chile cambió. Pero, algunas instituciones no lo han hecho (como por ejemplo, las AFP’s, las Isapre, el Parlamento, el gobierno, la prensa oficial o ‘canalla’, etc.), y otras han cambiado drásticamente. Carabineros es una de ellas, y tal vez lleve la guaripola en el desfile correspondiente.

 

Del antiguo ‘orden y patria’ y “somos del débil protector” o de ‘un amigo en su camino’, esa institución ha pasado a constituir una de las más criticadas (quizás, odiadas) por parte de un significativo número de chilenos, amén de ser mal evaluada por expertos de países europeos y americanos en razón de la barbarie conque actualmente actúa, saltándose los protocolos mínimos que todas las policías –al menos las del hemisferio occidental- respetan a cabalidad. No por nada la ONU emitió un informe y posterior declaración enfatizando en ello.

 

La cuestión es que de acuerdo a lo que muchos opinan, el cuerpo de Carabineros de Chile comenzó a cambiar de manera progresiva a partir de la presencia de sus uniformados en Haití, tanto como de la ‘capacitación’ recibida en Fuerte Aguayo, en Concón, por parte de agentes y militares estadounidenses asentados en ese lugar.

 

Lo de Haití parece  más llamativo que lo de Fuerte Aguayo, cuestión esta última que de novedosa nada tiene, pues es sabido que donde la gentuza uniformada de EEUU pone sus zapatos, de inmediato instala también sus garras creando caos, desestabilización política y violencia.

 

¿Por qué es llamativo lo de Carabineros en Haití? Ya en el año 2004 nuestros ‘muchachos uniformados de verde’ conformaban una misión de paz en esa nación destinada a capacitar a la policía local. Allí, seguramente, comenzaron los cambios que hoy han aflorado con inusitada crueldad.

 

Es más que probable que a nuestros ‘pacos’ les haya quedado gustando el poder omnímodo de sus otrora colegas haitianos, ese mismo que ostentaron entre 1958 y 1970 los “Tonton Macoutes”, cuerpo de asesinos y policías brutales creado por el dictador François Duvalier (Papá Doc), y luego ’refinado’ con sadismo por su hijo Jean-Claude, Baby Doc.

 

El diario español “El Correo”, publicó en el 2011 la siguiente nota:

 

<<Cuando te paraban los tonton macoutes te cagabas, literalmente», susurra un haitiano llamado Carlo Thertus, como si los esbirros del machete y el vudú todavía pudieran oírle. «Quiero decir, te defecabas encima», subraya. «Yo soy un gallina, aprendí pronto a seguir las reglas no escritas, a no hablar de política, a no sobresalir. Si un tonton macoute te preguntaba: ¿qué estás leyendo? o ¿por qué lees tanto?, se acabó. A mí nunca me detuvieron. A los 22 años me fui a EE UU y todavía prefiero no hablar de política». Dos millones de haitianos se exiliaron. El país quedó huérfano de intelectuales y clase media. La ignorancia, el miedo y la superstición se apoderaron de los que no pudieron escapar>>.

 

Escribe Fernando Díaz Villanueva: <<En muy poco tiempo se hicieron famosos en todo el país por sus atropellos indiscriminados. Cuanta más violencia empleaban más contento con ellos estaba el dictador. Los haitianos les dieron el nombre de Tonton Macoutes, un personaje del folclore isleño similar a nuestro hombre del saco con el que se solía meter miedo a los niños para que comiesen o se fuesen a la cama. Lo cierto es que no sólo los niños les temían. La peor pesadilla de un haitiano entre 1958 y 1986 fue tenérselas que ver personalmente con uno de ellos. Eran salvajes, inmisericordes y amigos de exhibir una crueldad extraordinaria, incluso para los cánones de barbarie a los que los haitianos estaban acostumbrados. Asesinaron   más de cien mil haitianos>>.

 

Poca duda cabe que nuestros Carabineros parecen han tomado gustosamente la posta de los desaparecidos tonton-macoutes. Les atrae el poder, la barbarie, las golpizas a estudiantes y mujeres jóvenes, les encanta sentirse y saberse con las manos libres no sólo para golpear, violar, manosear, gasear, enceguecer e incluso asesinar a civiles desarmados, sino también para robarle al fisco una cantidad de dinero que se empina sobre los treinta mil millones de pesos.

 

Esos son nuestros criollos ‘hombres del saco’, tonton-macoutes de Pelotillehue que cuentan con el beneplácito y cobijo de los gobiernos que han administrado el país en las últimas dos décadas, aunque los métodos de barbarie se intensificaron en este segundo gobierno piñerista, al grado de atacar con inusitada saña y violencia a civiles que manifiestan sus demandas y esperanzas pacíficamente. Ello lo constataron organizaciones internacionales y la propia ONU.

 

Emille y Louise, dos haitianos amigos que conversan conmigo acá en la rural y campesina comuna de Coltauco (región del Libertador)k,  me aseguran que nuestros ’pacos’ cada vez se asemejan más y más a  los ‘tonton-macoutes’ de Puerto Príncipe..

 

Mientras tanto, en esta segunda administración derechista encabezada por el inefable especulador financiero Sebastián Piñera, una segunda característica del viejo Haití de los años 50-60-70 se ha adherido a la piel de muchos seguidores de la ideología neoliberal/conservadora/nacionalista/fundamentalista, ya que han transformado el culto a una vieja religión estampada en el Nuevo Testamento bíblico en clara especie de renovado ‘vudú’  caribeño, con ls cual emplazan a su propio gobierno a clavar la rueda de la Historia y abandonar el engranaje que mueve hoy al mundo occidental, pretendiendo reeditar la añeja y extemporánea política del patronato Iglesia-Estado, pues resulta ser absolutamente falso aquello de que “la División de Organizaciones Sociales (DOS) del Ministerio Secretaría General de Gobierno, mantiene contactos con aquellas organizaciones religiosas que son minoría en el país, sin que se trate de una relación formal o excluyente de otros encuentros que dichas organizaciones sostengan con las autoridades”.

 

Lo dicho, esta afirmación oficial es falsa, de falsedad absoluta. Las próximas líneas seguramente van a ’encabronar’ a muchos cristianos y católicos, pero la verdad siempre ofende…aunque sana.  

 

Es asunto fracasado luchar contra el avance de la rueda de la Historia. Los ultramontanos se oponían al aborto…y ya hay aborto tres causales; luchaban con tenacidad contra el divorcio, y ya hay divorcio legal (algunos de sus más tenaces opositores se divorciaron, como la ministra Marcela Cubillos y el desperfilado político Andrés Allamand); se oponían con dura resistencia al matrimonio gay…y ya está aprobado (para felicidad de un par de parlamentarios que ‘se oponían’ en las votaciones del Congreso, pero que aprovecharon el envión legislativo para casarse en secreto).

 

Así entonces, entre ‘Tonton-Macoutes’ y ‘Vudú’ avanzan policía y congreso nacional en esta segunda administración del gozador de las pizzas,  Sebastián Piñera. Sin embargo, cuando el pueblo toma las banderas, sale a las calles y se adueña del espectáculo, el establishment añoso y añejo intuye que su tiempo ha terminado. Y los tonton-macoutes ’también…aunque en Chile se vistan de verde.

 

Arturo Alejandro Muñoz

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