Los Udiotas: chantajistas y secuestradores
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La UDI es como Damián, el personaje del anticristo en las películas de terror, hija de Augusto José Ramón, (alias Daniel López…), y de Lucía Hiriart, movimiento que nació subvencionado a través de una suculenta herencia que, durante la transición a la democracia fue un seguro de vida.
Los Udiotas ahora se las dan de demócratas defendiendo, según ellos, la igualdad de voto entre todos los ciudadanos, a pesar de que ningún sistema electoral que convierte los votos en escaños, lo asegura. Los cálculos del matemático Víctor D´Hont favorecen siempre a la mayoría y nunca ha sido perfectamente proporcional: el voto del aysenino vale el doble o el triple del de los ciudadanos de Santiago. La habilidad en la aplicación de los sistemas electorales está en la división de un país en distritos y circunscripciones, y nadie se puede extrañar que con la aplicación del sistema D´Hont resulte elegido un representante con un solo voto, (hecho que ha ocurrido en Chile).
Los Udiotas implementaron un sistema en que con un 30% de los votos, un candidato a diputado o senador podía salir electo por sobre el que obtuviera el 60% de los sufragios: el sistema binominal fue pensado por Jaime Guzmán Errázuriz, ideólogo de la dictadura, a fin de garantizar que la derecha siempre tuviera asegurada la mitad de los parlamentarios en cada distrito y circunscripción. ¡Estos son los reyes de la igualdad del voto!
En el pasado los conservadores hubieran ganado fácilmente las elecciones si hubieran facilitado el que las mujeres votaran, sin embargo, tontamente se oponían, y la primera vez que sufragaron las mujeres lo hicieron por los conservadores, (en una foto de la Revista VEA, de la época, puede observarse a dos religiosas felices de emitir su voto por un candidato católico).
Hoy, en pleno siglo XXI, el rol de las mujeres ha cambiado radicalmente: ya no son conejas paridoras, como tampoco están de acuerdo con el patriarcado y el estado-macho y abusador, y hasta violador, (sólo contadas excepciones, algunas damas Opus Dei o Legionarias de Cristo, legan sus herencias a su parroquia con el propósito de ganarse el cielo). Los curas, desprestigiados por la pedofilia y al amor al dinero, tienen poca influencia en sus conciencias, y las viudas que antes dejaban su fortuna a los religiosos, han disminuido ostensiblemente.
Las Udiotas están aterradas con el crecimiento y “voluntad de poder” del movimiento feminista, al cual acusan de promover el aborto, el amor libre, el anarquismo, el lesbianismo, el matrimonio igualitario…, prácticas todas consideradas demoníacas y, sobre todo, contrarias a las enseñanzas de una iglesia conservadora, tanto católica, como protestante.
Según los dirigentes de la UDI, la paridad de género a la salida de la urna, sumado a la representación porcentual de pueblos originarios, vendría a romper el Acuerdo de Paz, firmado el 16 de noviembre último.
Está claro que la UDI en pleno votará a favor de la continuación de la espuria Constitución de 1980, pero aun cuando se niegue a admitirlo ahora, sabe perfectamente que un 80% va a votar a favor de la nueva Constitución y, así le cambien el nombre, también lo van a hacer por la Asamblea Constituyente.
La UDI perdería su sentido original si no recurriera a seguir con las trampas electorales, razón por la cual temen que el voto paritario y el de los representantes de pueblos originarios esta vez les sean desfavorables, pues ya no pueden contar con los curas y sus cartas pastorales, aunque aún quedan los canutos, que han logrado penetrar en las comunidades mapuches.
Las rabietas de la UDI no son nuevas, y sumadas a un alto porcentaje de Renovación Nacional, (claramente pinochetistas), saben que sus chantajes, que habían tenido éxito ante la debilidad del Presidente Piñera, actualmente, dada la presión de los movimientos sociales, tienen menos posibilidades de manipular a sus socios.
Andrés Allamand, antes héroe democrático que admiraba la Concertación de Partidos por la Democracia, ahora, bajo la influencia de su mujer, Marcela Cubillos, se ha convertido en el líder de los pillines que quieren distorsionar la Asamblea Constituyente, y aun cuando ahora sea muy difícil, este prohombre se empeña en ganar el plebiscito de entrada a fin de seguir manteniendo la Constitución de 1980.
Las pataletas de los dirigentes de la UDI, que tanto éxito le dieron otrora, (bajo la presidencia de Longueira, por ejemplo), hoy dan risa y, a veces, pena.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
21/12/2019
Juan Cordova says:
Viejo, para que asustarlos.
No son tontos y podrían cambiar el rumbo en un décimo de grado y los «güeones» votaran por ellos….
NO VALE LA PENA ASUSTARLOS