Crónicas de un país anormal

Huelga en Francia y una Navidad sin transporte

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En París sus habitantes, hasta los más adinerados, se trasladan en Metro: la ciudad cuenta con catorce Líneas y, por lo general, en todas las calles nos encontramos con una salida del Metro, y para los usuarios que viven en la periferia está el RER, (tan eficiente como el Metro), pero cuando el sistema de transportes se declara en paro, la ciudad muere.

 

En Francia, a diferencia del Chile neoliberal actual, los sindicatos existen: hay tres centrales poderosas: la CGT, la CFDT y la FO, y cuando declaran cese de actividades Francia cruje. Tanto en 1936, como en 1968, los trabajadores pararon el país, (en 1936 estuvieron a punto de profundizar la revolución, y si no hubiera sido por el discurso de Maurice Thorez “…hay que saber detener una huelga…”, el Frente Popular hubiera terminado en una revolución y no en manos de los radicales).

 

En mayo de 1938, en otro gran paro, Georges Pompidou, supo negociar con los sindicatos obreros y terminó con la gran marcha en favor de Charles de Gaulle, en los Campos Elíseos. La huelga de 1997 terminó con la caída del Primer Ministro, Alain Juppé.

 

En la actualidad se juega, nada menos, que la jubilación, que interesa no sólo a los adultos mayores, sino también a toda la población francesa, (más que mal, la vejez es un karma imposible de evitar, y tan inexorable como la muerte).

 

En cuanto a las demandas sociales cuesta explicarse cómo el Presidente, Emmanuel Macron logró tal unanimidad en su contra: todas las Centrales Sindicales, los funcionarios hospitalarios, los bomberos, los estudiantes, los abogados, en fin, todo el pueblo organizado.

 

Tanto Macron, como Piñera en Chile se creen dioses, pero al primero le sobran neuronas y, al segundo, no le va quedando ninguna, y los dos quieren hacer todo lo posible para concluir, previamente, su mandato.

 

La Navidad en Francia, un país de tradiciones católicas pequeño-burguesas, es la época en que se reúnen los familiares que acuden desde distintas ciudades del país; normalmente, el transporte es muy expedito, pues, por ejemplo, el TGV de París a Marsella se demora tres horas, (a 300 km por hora), por consiguiente, en las actuales circunstancias las costumbres galas van a tener alguna tregua y,  a pesar de todo,  hoy el “tío tonto” no se disfrazará de Pere Noel, pero así haya poca plata, algo quedará para los juguetes de los niños.

 

El gobierno clama por una tregua para estas fiestas de fin de año, pues se recuerda que el primer año de la Primera Guerra Mundial soldados franceses y alemanes se fundían en un abrazo. Hoy la situación parece más difícil, pues nadie le cree ni al Presidente ni al Primer Ministro, (están tan desprestigiados como Sebastián Piñera en Chile), y si se dirigen al país por televisión muy pocos van a escuchar el perenne y sacrosanto saludo de Año Nuevo por parte de estos mandatarios, que es cada vez más ridículo e inoficioso, salvo que a alguno de los dos o ambos mandatarios, nos hiciera el lindo regalo del anuncio de su renuncia a sus cargos, (no creo en los milagros, pero que los hay, los hay).

 

En la tierra no existe nada eterno, ni siquiera las piedras, por consiguiente, la llamada “democracia representativa”, nacida en el siglo XVIII, va a morir junto con el “pacto social”, (invención de Hobbes, Locke y sus sucesores). Hoy, los representantes no representan a nadie, y ni los electores quieren seguir otorgándoles poder para que los representen; y así las cosas, los poderes del Estado no emanan de la soberanía popular, ni tampoco de Dios, como diría Bodino, (gran teórico de la soberanía del derecho divino de los reyes). Hay que ser muy ignorante para seguir creyendo que las tesis de Bakunin aún tienen vigencia, pues lo que llaman anarquismo no es otra cosa que el desorden dentro del desorden.

 

A diferencia de Chile, en Francia el movimiento social está estructurado por los potentes sindicatos, que tienen su génesis en el siglo XIX. En nuestro país, según “la brillante filósofa contemporánea”, Cecilia Morel, (deja lejos a Rosa de Luxemburgo en el estudio sobre “la espontaneidad de las masas”), pues descubrió que “los alienígenas” eran los causantes de la quema de las estaciones del Metro en Santiago. Tanto en Francia como en Chile se cuecen habas).

 

 

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

19/12/2019           

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  1. Re!ato paralelo:
    – Chile anuncia – a la luz del despertar de la sociedad – que para contener al movimiento popular, importará «flics» franceses.
    – los «flics» no tienen NINGÚN interés de implicarse en los problemas de Chile. Menos, abundar en la represión.
    – Chile elabora un borrador para echarle una manito de gato a algunos pasajes de la Constitución militar.
    El FA, y los tránsfugas de siempre, colaboran en los cometidos gubernamentales.

    Cuestionamientos:
    – Pensaba Chile «pagar» la presencia de «flics» con «aportes constitucionales» ?

    De la que se salvaron los franceses:
    – Según las modalidades del sistema, apoyado por el FA & Co., quien participe en huelgas que entorpezcan los servicios públicos, tendrán penas que van de los 541. días a 5 años de cárcel.

    Visto así, en Francia deberían de haber unos 20 millones de encarcelados si se hubiera aceptado la «modalidad chilena».

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