Cincuenta años después del 18-O del 2019: un relato de anticipación
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Hoy en Chile se cumplen 50 años de la revolución de octubre de 2019, donde el país cambió de golpe. Así se convirtió en uno de los hechos históricos más relevantes y emblemáticos de nuestra historia moderna. En esa fecha se dan inicio a las protestas, que significaron un antes y un después y finalizan a fines de ese año. Al mirar en perspectiva aquella jornada revolucionaria de principio de siglo, que se extendió por meses y obligó a renunciar a Sebastián Piñera, un oscuro presidente miembro de la oligarquía, quien se exilió en Anguila, un paraíso fiscal, se obtienen enseñanzas que sirven de ejemplo.
Nadie puede detener los cambios sociales a los que aspira un pueblo en alerta. Nadie lo ha logrado y este principio es un dogma. En esa época, la desigualdad social e injusticia había llegado a tal extremo, que infinidad de analistas anunciaban un estallido social, otros lo llamaron revolución iconoclasta, que bien podía desintegrar al país. Como cualquier historia, comenzó con un hecho nimio, aunque los hechos de esta naturaleza, están sujetos a lo impredecible. El gobierno alzó el pasaje de la locomoción y la juventud se sintió timada. En días, varias estaciones del Metro fueron destruidas y se inició la pesadilla.
La sorpresa cundía y la clase política, inmersa en la vorágine y el desconcierto, donde siempre parece hallarse, buscaba alianzas, incluso con sus enemigos acérrimos de siempre, para sortear el cataclismo. La velocidad de cómo escalaba el malestar social, unido a la violencia, sorprendía al país. Lo que al comienzo parecía una protesta más, de las tantas que se habían desarrollado al concluir la dictadura cívico-militar de 1973-1990, adquiría ahora, una fuerza demoledora junto al caos. Día a día las manifestaciones se multiplicaban y el lumpen organizado en bandas, realizaba saqueos e incendios, infiltrado en las protestas. La capacidad y sincronización de cómo actuaba, sorprendía por su eficacia e infinidad de analistas sugirieron, que detrás de ellas se hallaba una potencia extranjera. Incluso se creyó que alienígenos venidos del planeta Marte, invadían la tierra.
En aquellos meses, las protestas lograron reunir en torno a la Plaza Italia, hoy la plaza de la Dignidad, alrededor de un millón 500 mil participantes. Esa multitud pacífica, solicitaba la abolición de la Constitución de 1980 —grillo impuesto por la dictadura— el fin inmediato de las AFP, la condonación de las deudas del CAE entre otras demandas, y en breve, realizar la nacionalización del cobre, del litio, del agua y de las carreteras. Entregar a los pescadores artesanales, parte significativa del litoral, explotado por cinco familias.
El caos de la época, anunciado por agoreros, mercachifles, funcionarios de gobierno y brujos que realizan las encuestas de opinión, no ocurrió, sin embargo, las estructuras del país sí cambiaron de golpe.
Hoy nuestra presidenta, la médico geriatra Guacolda Lincoyán, ha llamado al pueblo a conmemorar con alegría estas efemérides en las plazas de las ciudades y pueblos, en cada rincón del Chile, pues en 2019, el país conseguía borrar de una plumada el estigma de una época de injusticias. Aquellas movilizaciones de hace 50 años, que la oligarquía observaba con terror, lograron abrir un camino de dignidad y convertir al país en una república modelo en nuestro continente.
No es de extrañar que hoy tengamos la red ferroviaria más moderna del continente, que recorre nuestro geografía de Arica a Puerto Montt, incluido una veintena de ramales hacia la cordillera y el litoral. Nuestras escuelas públicas, universidades e institutos técnicos, acogen hoy por hoy a cientos de miles de estudiantes, donde la gratuidad es general. Que los hospitales hayan crecido al triple desde 2020, unido a las guarderías infantiles y hogares para ancianos, constituye uno de los mayores logros a partir de los gobiernos de los gobiernos de la época. Dentro de la cultura, es legítimo destacar la supresión del IVA a los libros, a partir de 2023 y la instalación en las Municipalidades de bibliotecas con libros en soporte de papel y digital, junto a talleres de literatura, pintura, danza, teatro y música. Debe destacarse que en 2024, se logró crear un país multicultural, pues se incorporó el mapudungun como lengua oficial, idioma cuya enseñanza es obligatoria.
Ahora, mirados a la distancia aquellos hechos históricos de 2019, donde al comienzo se observaba a la rebelión popular, como una situación social aislada, sin gravitación alguna, quienes escribimos y analizamos los acontecimientos, debemos entender que Chile despertó, aunque con dolores de parto o de una modorra que lo mantenía obnubilado. Mérito para nuestra juventud de aquella época, que ahora son abuelas y abuelos querendones, y recuerdan con nostalgia, los lejanos días de octubre y noviembre de 2019.
Cesar Gonzalez says:
Don Walter,
Me imagino que su visión del año 2069, corresponde a lo que en esa época se daba en llamar «piensa positivo»
a pesar de que la sociedad estaba «hasta el cogote» con problemas… pero los sustentadores del sistema imperante…
dale con la monserga de ver lo catastrófico en color rosa.
Eché de menos – y eso sí que es peligroso- en su sustentada apología, la identificación NO sólo de los gestores del movimiento que generó el cambio, sino haber identificado, nombrado a quienes se opusieron a los aires de cambio:
– Qué partidos pactaron con los representantes del sistema. Qué ideologías.
– La cuota de intereses cruzados entre el poder y las corruptelas personales, productos el saqueo a la sociedad.
(A propósito: fueron devueltas las fábricas rematadas a chaucha por los militares?)
– Tampoco veo con claridad si los civiles que gestionaron el Golpe Militar fueron enjuiciados.. por traer a recuerdo otro
caso histórico, como en Nuremberg.
– Medio siglo de los sucesos, no es poco…pero para la Historia, apenas un chispazo.
Sin embargo, no señala Ud. si las castas gobernantes de esa época aún siguen enquistadas en los recovecos del poder.
Mientras los abuelos del «Octubre 2019» hoy ñoñean con sus nietos… No habrá un residuo de nepotismo en que los
biznietos de sendos «hijos de» AÚN muñequean sus cuotas heredadas?
Habrá que seguir completando el cuadro de análisis y recuerdos.
No sea cosa que de pronto y después de medio siglo, de nuevo la sociedad tenga que descubrir el fuego y la rueda
porque no hubo tiempo de escribir la Historia o… lo que es peor, aún estaba vigente el Decreto que suprimió su
enseñanza en los colegios.
Con todo, gracias por sus rememoranzas.