El desafío de la derecha chilena en la crisis social
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Si bien la crisis social, política y económica en Chile apunta a toda la clase política, no debemos olvidar que la derecha chilena está experimentando una fuerte inestabilidad como coalición, verificada en: 1) no poseer personeros aptos para gobernar un país, expresada en la poca expertis y la improvisación en su designación; 2) una falta de relato de más complejidad para superar el economicismo y tecnicismo; 3) oposición a todo cambio democrático de un modelo agotado, que ya no necesita reformas, sino un cambio efectivo; 4) el llamado a las FF.AA como medida de solución política, con una retórica de post-guerra fría de un enemigo interno, absolutamente desfasado a las circunstancias; 5) un discurso de «unidad nacional» el cual pretende imponer una visión presente-futuro de paz social, pero que evita enfrentar responsabilidades políticas de los muertos, heridos, torturados y violentados sexualmente durante las manifestaciones.
Lo anterior devela que un sector de la derecha ni siquiera aceptaba la posibilidad de que la desigualdad en Chile traspasó el límite permitido. De ahí el viraje comunicacional hacia un discurso acomodaticio, oportunista, ambiguo, de guerra -incluso para infundir miedo-, todo ello como garantía para generar estabilidad política-social y económica, en circunstancias que ya no existía.
Digamos, entre paréntesis, que algunos de los parlamentarios y ministros de gobierno son reconocidos defensores del legado refundacional de la dictadura militar, el cual conservan con un pacto muy fuerte, y de lo que ellos consideran un «modelo envidiado en todo el mundo». No obstante ese modelo basado en un paradigma neoliberal radical, con una Constitución política que sigue el modelo de «democracia protegida y autoritaria», no ha sido capaz de sacar al país del subdesarrollo, y presente signo de agotamiento debido a sus serias limitaciones. Es por esta razón que los propios dichos del presidente Sebastián Piñera (Chile es un «oasis en el continente»), claramente no se ajustaban a la realidad nacional. Todo ello hoy está en entredicho.
La derecha chilena, en fin, tiene la oportunidad de renovarse para remediar sus profundos errores (al menos ha jubilado a personeros más duros como Andrés Chadwick), en un momento histórico de entablar un nuevo pacto social que nuestro país necesita. Sin embargo si no es capaz de realizar una lectura apropiada para enfrentar esta crisis, atendiendo sobre todo a las profundas desigualdades sociales, sufrirá un desplome electoral de consecuencias incalculables.
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Fabián Bustamante Olguín.
Profesor ETHICS (Estudios Transversales en Humanidades para las Ingenierías y las Ciencias) Escuela de Ingeniería y Ciencias
FCFM – Universidad de Chile