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La dictadura de lo privado: Todos sabían pero se hicieron los huevones

Una de las características del chileno es hacerse el huevón. Nos enseñan desde pequeños a hacernos los huevones. Huevón significa hacerse el tonto o persona que actúa con excesiva parsimonia y falta de preocupación. Ahora, después del estallido social de los últimos días, más nadie se puede hacer el huevón.
Hace 15 años emigré del país. Me autoexilié porque no aguantaba más el sistema neoliberal. No aguantaba las mentiras de los políticos de la Concertación diciéndome que no podían cambiar la ilegal constitución de Pinochet ni el sistema que nos legó el dictador como regalo.
Me autoexilié, dejando a mi familia y amigos atrás, con mucho dolor pero no podía seguir justificando un sistema que te obliga a ser esclavo de un engranaje en manos de privados. No quería seguir regalando dinero a las AFP ni a las isapres. Una estafa que te obliga a cotizar en lo privado sin opción a lo público de calidad. ¿por qué no puedo elegir en mi país en nada? En Chile la razón o la fuerza es diaria, es continúa, es represión mental, cultural, social, económica.
Me autoexilié con la esperanza que buscar mejores horizontes, de ver mundo, en que existía otra comunidad. Viajé a España donde el estado de bienestar no te deja muerto en la calle si te enfermas, donde la educación es pública y de calidad. Donde no hay clasismo. Por eso me quedé a vivir en Madrid. Este país que me acogió, y al que nos enseñan a odiar por ser la madre patria que nos robó en la conquista (es interesante que sigamos culpando a España de nuestros fracasos y no culpemos a nuestras elites), nos da la posibilidad de creer en el grupo, no en el individualismo, nos enseñan a defender lo público, seas de derecha o izquierda. Imposible que esto pase en Chile donde lo público es sinónimo de lo peor gracias al lavado mental de los Chicago boys.
Regresé a Chile después de muchos años esperando que todo estuviera mejor. Me equivocaba, Al conversar con amigos cercanos me daba cuenta que sabían que el país estaba igual pero como tenían trabajos estables y podían pagar la salud y pensiones privadas, les daba igual que el resto del país se jodiera. Se hacían los huevones. Incluso muchos de mis familiares que son millonarios, y que viven en sus burbujas al igual que el presidente Piñera, me comentaban que el país estaba muy lindo, con carreteras de pago de lujo, con turismo extranjero, airbnb, etc, etc.
Pero la calle no me decía lo mismo. Me di cuenta que el país estaba más caro que en Europa, y la gente seguía aguantando con sueldos de 300 euros. No entendía nada. Cómo pueden vivir sin cobertura social ni sanitaria básica? La única manera de sobrevivir en este sistema es vivir endeudados, rodeados de bancos, almacenes o supermercados que te obligan a comprar en cuotas, con sus respectivas tarjetas. Aunque lo peor es que hay farmacias por todos lados, cobrándote por los remedios a precios bestiales. Usureros y enfermedades rodean a los chilenos.
Hay monopolios por todos lados. No hay competencia. Es como vivir en una dictadura de lo privado, donde los ricos se ríen en tu cara y  suben los precios a lo bestia, sin fiscalización del Estado, porque este no existe. Donde los mayores viven con pensiones irrisorias.
La verdad es que no me sorprende que la gente haya estallado en las calles. Me enorgullece que los jóvenes no tengan miedo pero la pena me acompaña ya que el sistema esta enquistado en la mente de los chilenos más individualistas.
Espero que este levantamiento popular no se detenga porque es urgente que la gente reclame, pida derechos y deberes, que no niegue que el sistema es un virus, es un cáncer. El sistema neoliberal es una estafa que tanto la izquierda como la derecha han justificado sin cambiar ni un ápice de la constitución de Pinochet.
Sólo cuando el país validé y vote su carta magna, y se den opciones a la salud, educación, y viremos a un Estado de bienestar, donde se comparten los beneficios, podremos dormir tranquilos. Especialmente los ricos.
Salud por el despertar de un pueblo que no es huevón, aunque así nos quieran.



El Clarín de Chile

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