México: Detención de hijo de El Chapo desata la violencia y el terror y autoridades optan por liberarlo
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Células del cártel de Sinaloa hicieron fracasar la aprehensión en Culiacán de Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, cuando ya estaba en manos de integrantes de la Guardia Nacional y elementos del Ejército Mexicano. Las autoridades indicaron a La Jornada que se le dejó en libertad para evitar más violencia en la capital sinaloense –la detención generó horas de balaceras y agresiones armadas en distintos puntos de esa ciudad–, y con ello además de preservar la vida de los integrantes de las fuerzas armadas se buscó recuperar la calma en esa localidad.
Integrantes del gabinete de seguridad nacional revelaron a este diario que al filo de las tres de la tarde las fuerzas federales se desplegaron en torno a una vivienda del fraccionamiento Tres Ríos, luego de que presuntamente desde una de las residencias valuadas en más de 47 millones de pesos se registró un ataque armado contra los integrantes de la patrulla.
Los guardias y militares tomaron el control de la vivienda –sin que se haya detallado si hubo heridos o muertos durante el operativo–, y una vez que ingresaron a ella localizaron a cuatro personas, entre quienes se encontraba Ovidio Guzmán López (hijo de Griselda López Pérez, segunda esposa de El Chapo Guzmán).
La versión obtenida señala que no se trató de un operativo planeado para detener a Ovidio Guzmán, sino que era un patrullaje cotidiano como parte del despliegue de las fuerzas federales en la capital sinaloense, y que no se esperaba una reacción tan violenta y numerosa por parte de los grupos delictivos.
Minutos después de que se concretó la detención, los militares y miembros de la Guardia Nacional fueron rodeados por integrantes del cártel de Sinaloa. La alerta entre los sicarios se difundió de manera rápida, los primeros en cercar a las fuerzas federales salieron de las viviendas cercanas al inmueble asegurado.
Militares y guardias se vieron superados en la zona, mientras otras células del cártel de Sinaloa realizaron disparos en distintos puntos de Culiacán cercanos a la zona del fraccionamiento Tres Ríos. Sostuvieron enfrentamientos con autoridades locales y federales buscando que no tuvieran movilidad ni pudieran apoyar a los que estaban cercados en el desarrollo inmobiliario. También realizaron disparos contra la población.
Los funcionarios entrevistados señalaron que ante el cerco que establecieron los narcotraficantes, un mando federal, que no se precisó, decidió que al verse superados en número no concretaran la aprehensión de Ovidio Guzmán.
Se buscó evitar más violencia en la zona y preservar la vida del personal y recuperar la calma en la ciudad
. Sin embargo, hasta el cierre de esta edición las balaceras, quema de vehículos y la amenaza de que cientos de sicarios a bordo de vehículos procedentes de distintos puntos de la sierra sinaloense se dirigirían a la capital de la entidad para confrontarse con las autoridades.
Los integrantes del gabinete de seguridad federal también señalaron que Ovidio Guzmán López fue disfrazado con un uniforme militar y se le colocó un brazalete del Plan DN-III-E, se le cubrió el rostro a medias y luego se le subió a una camioneta para que integrantes del cártel se lo llevaran de la zona, mientras los militares y miembros de la Guardia Nacional también se retiraban del lugar y se resguardaban en las instalaciones de la novena Zona Militar, en Culiacán, donde se preparaban ante un eventual ataque de los grupos de sicarios.