Crónicas de un país anormal

España: El fallo del proceso y la judicialización de la política

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Los tribunales de justicia no son competentes para resolver conflictos políticos: cada vez que intervienen en esta área sólo destruyen las débiles democracias.

 

El conflicto entre Cataluña y el resto de España se arrastra por siglos, y hoy por hoy no tiene solución, pues la población catalana se encuentra dividida en dos grandes bloques, ¿y cuál de ellos más fanático que el otro?

 

A pesar de los esfuerzos del presidente del Tribunal Supremo, Manuel Marchena, por separar los delitos de las opiniones políticas, le fue imposible, pues en cada uno de los testimonios se mezclaban las condenas lógicas de los partidarios del independentismo respecto al fascista Partido Vox, que se constituyó en parte civil, como también el reprimir el uso del idioma catalán tanto en los testimonios, como en los alegatos. El Juez se vio obligado a reconvenir a los testigos y recordarles que podían incurrir en falso testimonio al evadir las respuestas, o bien, mentir.

 

El juicio tuvo una duración de cuatro meses, y participaron 420 testigos en 52 sesiones, durante las cuales hubo muchos incidentes entre el presidente del Tribunal, los abogados intervinientes y los testigos.

 

Es evidente que la justicia española ha abusado de la prisión preventiva, pues la mayoría de los acusados lleva más de 2 años y medio de prisión, lo que constituye – a mi modo de ver – un abuso de poder.

 

Los franquistas de Vox pidieron penas hasta de 75 años para Oriol Junqueras y, a su vez, la fiscalía solicitó más de 25 años para los principales acusados. El tema de fondo hacía alusión a la tipificación del delito: para la fiscalía consistía en la rebelión que, según el Código Civil, significa violencia armada, y la defensa reconoce como delito sólo la desobediencia, y entre ambas posiciones se ubica la sedición. Según los jueces del caso, la fiscalía no fue capaz de probar el delito de rebelión, y sí lo hizo respecto al de sedición.

 

Oriol Junqueras, ex vicepresidente de la Generalitat, fue condenado a 13 años de presión por los delitos de sedición y malversación de fondos públicos; Raúl Rumevia, a 12 años, también por sedición y malversación; Jordi Turull, a 12 años, por los mismos delitos; Dolores Bassa, también a 12 años; Carmen Forcadell, ex presidenta del Congreso de Cataluña, a 12 años; Joaquín Forn, ex consejero del Interior de Cataluña, a 10 años, sólo condenado por el delito de sedición; Josep Rull, a 10 años, por el mismo delito; Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, a nueve años, por sedición; Maritxell Borras,Santivila y Carles  Mundó  sin pena de cárcel, sólo multas por desobediencia.

 

Respecto del cumplimiento de las penas, el Tribunal no aceptó la petición del fiscal para que usaran de los beneficios penitenciarios al cumplimiento de la mitad del tiempo decretado de las penas, sosteniendo que esta facultad dependía de la institución penitenciaria, bajo las ordenes de la Generalitat.

 

Los reos, en general, están clasificados en tres grados: el primero, para los delitos terroristas, mientras que el segundo y el tercero, para los delitos comunes. (Hoy, Undangarín está haciendo uso de su libertad provisional por estar clasificado en el tercer grado de esta escala).

 

Para los fanáticos de conservar la unidad de España, encuentran muy bajas las penas dadas por el Tribunal, y presionan para que las pasen en la cárcel. Ya Abascal, líder del Partido Vox, ha anunciado que apelará de este fallo por considerarlo insuficiente. A su vez, los abogados de los reos van a apelar en las instancias españolas, y si es del caso, hasta el Tribunal europeo de Estrasburgo.

 

En cuando al desarrollo del proceso, los discursos finales por parte de los imputados adquirieron una alta emocionalidad: Jordi Sánchez, por ejemplo, citó la obra la Apología de Sócrates, de Platón, diciendo que prefería padecer una injusticia a cometerla.

 

El haber dado a conocer el fallo sobre el proceso justo un mes antes de realizarse las elecciones generales me parece una falta de criterio, pues el único tema previo a los comicios será la independencia de Cataluña. El parlamentarismo español ha demostrado su debilidad al no abrir posibilidades para la formación de gobiernos mayoritarios, condenando a Pedro Sánchez y al PSOE a formar gobiernos de administración.

 

Con el reciente fallo en contra de los líderes independentistas catalanes será aún más tortuoso el camino a la formación de un gobierno mayoritario, salvo que el actual Presidente del gobierno en funciones, Pedro Sánchez, decrete la amnistía para las principales figuras de los partidos independentistas, entonces se daría la posibilidad de que los diputados catalanes votaran a favor de su investidura.

 

Los fanáticos de ambos bandos van a terminar por socavar las bases de la democracia española, ya muy debilitada por la corrupción política y el miserable papel de la justicia, esclava de la judicialización, y que, además, se entromete en asuntos que no son de su competencia. Los golpes jurídicos de Estado constituyen la antítesis del Estado de derecho.

 

Los catalanes partidarios de la independencia, como es lógico, intentaron bloquear las carreteras y el Aeropuerto del Prat, que terminó por aislar Barcelona del resto de España y del mundo.

 

 

Bibliografía

José María Jover y otros  

España Sociedad, Política y Civilización

Siglos XIX Y XX  

José Ortega y Gasset

La España invertebrada

Occidente 

 

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

15/10/2019  

                

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