Chile al Día

Funa 73 a la estatua de Merino, una lucha permanente por eliminar los símbolos de la dictadura

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Fotos: Guillermo Correa Camiroaga

Ayer 11 de octubre de 2019 se realizó la funa N°73 a la estatua de  José Toribio Merino, la que se encuentra ubicada en los jardines del Museo Naval de Valparaíso. Como cada día 11, desde hace ya setenta y tres meses, un grupo de manifestantes, ex prisioneros políticos, se congregó en el Paseo 21 de Mayo, en la puerta de entrada al Museo Naval, para realizar una acción de memoria y de denuncia, manifestando a las y los transeúntes que se desplazan por este concurrido lugar, que dicho recinto naval fue uno de los numerosos lugares que la Armada de Chile utilizó para la detención y tortura de chilenas y chilenos después del golpe de Estado de 1973.

 

Luis, uno de los participantes de esta acción expresó que “Este monumento constituye una apología del negacionismo y atenta en contra de uno de los derechos elementales del ser humano como es el derecho a la salud, ya que esta comprende el bienestar físico, mental y social, y en este caso, a nosotros como sobrevivientes de la prisión política y tortura, su presencia nos golpea y violenta, ya que es un brutal “homenaje” a quien fue el principal instigador  e impulsor del sangriento golpe militar del 11 de septiembre de 1973”.

 

En esta oportunidad conversé con Nelson Cabrera, integrante de Cine Forum, agrupación cultural y de derechos humanos impulsora de la iniciativa de desmonumentar los símbolos de la dictadura, para que hiciera un balance de lo que ha significado este permanente accionar en contra del olvido y, además, relatara que se ha logrado concretamente hasta este momento.

 

¿Nelson, cuántos años llevan realizando esta acción?

 

“Seis años y un mes. Esta acción de desmonumentación todos los días 11 de cada mes no solamente tiene que ver con que este fue un lugar de tortura, sino que también fue un lugar importante en la planificación del golpe de Estado.                                                                                       

 

Existe una Mesa de Sitios de Memoria que ha colocado unas placas de la Enredadera de la Memoria en muchos sitios por donde no pasa mucha gente, en cambio este lugar fue obviado y acá, frente al Museo Naval, la afluencia de público es altísima. Esa es una tarea que nosotros debiéramos exigir a la Municipalidad, la de colocar una placa que diga que este fue un centro de tortura y un centro de acopio de prisioneros para el golpe de Estado.”

 

 

¿Después de todos estos años, que se ha logrado con estas acciones para exigir que se  retire la estatua de Merino?

 

“En primer lugar considero que el solo hecho que nosotros vengamos mes a mes a manifestarnos a los pies de la estatua de Merino, en ocasiones en mayor número y en otras con menor presencia, constituye en sí una acción de memoria y de protesta necesaria en esta lucha en contra del olvido. Si fuera por las instituciones del Estado y los gobiernos de turno esto debería ser “parte del pasado y dar vuelta la hoja”, como ellos dicen. Además, este último tiempo la derecha pinochetista está llevando adelante una feroz campaña comunicacional por el negacionismo y nosotros, con nuestra activa presencia estamos luchando contra ello. Por este lugar circula mucha gente, muchos turistas, colegios también, y cada vez que nos ven acá con los lienzos y nuestra denuncia, se acercan a sacar fotos, preguntar e interiorizarse de por qué hacemos esto. Entonces nuestra praxis ha sido muy educativa en ese sentido.”

 

¿Pero, más allá de estas acciones de difusión pública directa, en cuanto a la exigencia de retiro de la estatua, en qué aspectos se ha avanzado concretamente?

 

“El año pasado hubo una sugerencia, una iniciativa, que presentó el Diputado Brito a la Cámara de Diputados para que se aprobara un Proyecto de Acuerdo solicitando al Ejecutivo que, teniendo las facultades para hacerlo, diera la orden para retirar la estatua. En agosto del 2018 se votó dicha iniciativa y la Cámara de Diputados aprobó el Proyecto de Acuerdo, entonces  el Ejecutivo solicitó antecedentes al Ministerio de Defensa y a la Armada, y la Armada respondió que ellos tenían la autonomía de mantener esta estatua, esa fue su respuesta.

 

 

 

Ahora, tomando en cuenta esta situación, en relación a la desmonumentación de la estatua, el abogado Luis Mariano Rendón, integrante de “Ciudadanos por la Memoria”, quienes lograron cambiar el nombre en Santiago de la calle 11 de septiembre por Nueva Providencia, presentó un Recurso de Protección contra el Ministro de Defensa y el Comandante en Jefe de la Armada por el hecho de mantener la estatua de Merino en este lugar, Recurso que fue acogido y declarado admisible por la Corte de Apelaciones. Ese Recurso se fundamenta esencialmente en lo que es el agravio que hace a la salud física y mental de las víctimas de la represión la estatua del golpista que lleva varios años acá en el Museo Naval.                                                                                              

 

Ellos se comunicaron con nosotros, con la gente del Cine Forum -reconociendo que había nacido de la gente de Valparaíso la idea de desmonumentar- para solicitarnos que nos incorporáramos en el Recurso de Protección. Inmediatamente decidimos hacernos parte y conversamos con Karina Fernández, que es abogada de Derechos Humanos, quien aceptó acompañarnos en esta acción. Nos pidió que ubicáramos a gente procesada por la Armada en Valparaíso y conseguimos nueve personas.                                                                                                                             

 

Así lo hicimos y junto a integrantes de la Agrupación de Ex Menores víctimas de prisión política y tortura, de la Comisión de Memoria Histórica de marineros Antigolpistas, Sobrevivientes de la Resistencia antidictatorial y Cine Forum, hicimos el viaje a Santiago el día martes 24 de septiembre recién pasado, donde solicitamos ser incorporados a ese Recurso de Protección. Ahora estamos esperando la respuesta de los Tribunales, o sea de la Corte de Apelaciones, para ver si nuestra solicitud es declarada admisible. Eso implica una serie de expectativas, ya que empiezan los alegatos en relación a la respuesta que tiene que dar el Ministerio de Defensa y la Comandancia en Jefe de la Armada. Si esto fuera rechazado, se apela y se va a la otra instancia superior.                                                                                                                                                                    

 

GuiPero este paso que se ha dado es un elemento concreto, un fruto que se ha cosechado en esta larga y perseverante lucha por la memoria y los derechos humanos, que nos impulsa a seguir adelante con esta praxis de memoria viva y activa, como la definimos nosotros.”

 

Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 11 octubre 2019

 

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