Sebastián: “Y tú que te creías el rey de todo el mundo…”
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Sebastián Piñera, como Zelig – el hombre camaleón de Woody Allen, que se muestra en una escena como SS de Hitler – se vale de cualquier medio y aparece, por ejemplo, en todas las escenas posibles y hasta casi imposibles para lograr la acogida y el cariño necesarios para inflar su ego, como también la aprobación por parte de la gente.
A pesar de sus esfuerzos sobrehumanos para ser aceptado por los chilenos, Piñera tiene fama de ser un abuelito muy pesado, y su única gracia es haberse convertido en millonario bajo el alero de la dictadura de Augusto Pinochet, (según algunos “malpensados, aprovechándose de la quiebra de un Banco, de propiedad de la familia talquina Calaf, productora de los famosos bombones del mismo nombre), y ni siquiera su esposa, Cecilia Morel, como tampoco su doctora Fletcher, han logrado la cura a su enfermedad de hombre camaleón.
El Presidente sabe que en Chile nadie le cree, pues sus votantes estaban convencidos de que era un gran economista que salvaría al país de la crisis a la cual la había conducido el gobierno de la doctora Bachelet, pero “nadie es profeta en su tierra” – se decía a sí mismo – y decidió transformarse en “el rey de todo el mundo” -.
Estamos acostumbrados a que este Presidente no se achica ante nada ni ante nadie, y se da el lujo de hablar de tú a tú con el Presidente de Estados Unidos, como también de contradecir a su maestro, pirómano y destructor de la Amazonía, el Presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, y no soportó que una adolescente sueca, de 16 años, le quitara protagonismo cuando pronunció su ardiente y emotivo discurso sobre el cambio climático que conmovió a todo el mundo, generando una polémica que, hasta ahora, domina las primeras páginas de comunicación del mundo, y para rematar la humillación que sufrió por parte de esta niña, Greta Thunberg, que se dio el lujo de negarse a ocupar el asiento contiguo al narcisista Piñera, y optó elegir la segunda fila, lejos de los limitados y aburridos mandatarios a quienes, con justa razón, rechaza.
Piñera tenía algo importante que decirle a su nueva ídolo: invitarla Chile con ocasión de la COP25, a realizarse en diciembre próximo, en Santiago de Chile – tal vez el hombre-camaleón se disfrazará de Huemul, una especie en vía de extinción – quien asintió con una tenue sonrisa -.
Para aparecer en la prensa nacional e internacional le fue necesario controvertir a su “ballena blanca”, (Michelle Bachelet, quien sostiene que el Presidente legítimo es Nicolás Maduro y que Guaidó es sólo el presidente de la Asamblea Nacional), diciéndole que el Estado de Chile, (es decir, YO y mi primo), hemos reconocido como presidente encargado de Venezuela al diputado Juan Guaidó.
Durante las sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas es fácil pasar desapercibido por la prensa y el público, y así le ocurrió a Sebastián Piñera, pues no podía competir con los presidentes y Jefes de Estado de la estatura de Francia, Alemania, Estados Unidos, Rusia e Irán…, por consiguiente, tuvo que buscar un “foro alternativo”, como la Cumbre del Medio Ambiente, donde por el solo hecho de ser escogido como anfitrión de la COP25, podría presidir una sesión junto a sus colegas Emmanuel Macron e Iván Duque, de Francia y Colombia, respectivamente.
Piñera, un encantador de serpientes, aprovechó la oportunidad de dirigirse al público, con la promesa de convertir a Chile en un país carbono-neutral en el curso de los 30 años siguientes, (con este lapso tan prolongado nadie podrá cobrarle su oferta tan generosa como falaz).
Los presidentes chilenos, hasta ahora, no se han caracterizado por la defensa del calentamiento global del planeta, por el contrario, el 40% de la matriz energética es producto de energías sucias, (sin considerar que Chile se podría convertir en uno de los principales productores de baterías con el empleo del litio y, desde ya, la energía fotovoltaica).
Los colegas presidentes ignoran la realidad chilena, un país en que el agua, que es fundamental para la vida de los seres vivientes, está en manos privadas, incluso, como lo denunció el ex presidente de la CORFO, Eduardo Bitrán, gran parte de las aguas del salar de Atacama, por ejemplo, pertenecen a los piratas de SQM, y nuestros “capitanes planeta” no han tenido ningún empacho en ceder el litio a los ladrones, tiránicos y corruptos chinos, que pretenden, aprovechándose de la deuda, comprar los países sudamericanos.
Una de las regiones de Chile, Petorca por ejemplo, hoy convertido en un desierto, cementerio de cabras y de otros animales domésticos, está completamente abandonado por las autoridades, y las aguas, tanto externas como subterráneas, pertenecen a privados, entre ellos, personajes de la casta política en el poder.
Piñera derramó lágrimas de cocodrilo en la ONU cuando pidió perdón por la muerte y el cáncer que sufren los habitantes de otras de las regiones contaminadas de Chile, Quintero y Puchuncaví, (para un católico como Sebastián Piñera, nada más fácil que golpearse el pecho ante una asamblea internacional).
Uno de sus mozos ecologistas le sopló que, en Chile, existían los bosques lluviosos en Valdivia, y Piñera, con muchas ganas de lucirse y demostrar ante sus pares que, además de ser buen presidente y adorado por su pueblo, es una persona brillante, que conoce a fondo su país y que ha leído toda la literatura sobre bosques lluviosos, y como siempre tiene la frase acertada, con muchos adjetivos mediante, para definir comunicacionalmente una idea o una misión se le ocurrió, nada menos, que llamar a la lucha por el cambio climático “la alianza por la ambición”, (en otra ocasión, como se cree sabio e insuperable, habló de los adultos mayores como “adultos mejores).
Como dice la canción de Chavela Vargas,
“Y tú que te creías el rey de todo el mundo
Y tú que nunca fuiste capaz de perdonar,
Y cruel y despiadado de todo se reía,
Hoy imploras cariño, aunque sea por piedad”
Versos que sientan a la perfección para Sebastián Piñera y también para Ricardo Lagos, ambos aspirantes al título de “capitán del planeta”.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
28/09/2019
Gino Vallega says:
No había leído esta entrada , muy buena.Además de la canción de la Vargas ,se le podría cantar la de Paquita la del Barrio : Rata de Dos Patas !.