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Finalmente todos son corruptos

Hace algún tiempo todo Chile se enteró que políticos de todas las esquinas tenían bolsillos largos. Sin pudor pedían dinero a empresarios, banqueros, compañías pesqueras, tiendas del retail esperando en algún momento estar dispuestos para salvar a sus financistas o redactar alguna ley que los favorezca a manera de retribución.

 

Memorable fue conocer como Iván Moreira senador de la UDI, y también ex presentador de espectáculos de un cabaret en la calle Borie de la ciudad de Punta Arenas lo llevaban todas las noches a una jaula de bambú donde debía compartir un pequeño espacio con una artista que vestía pequeñas prendas con decorados de leopardo. Sus actuaciones eran aplaudidas a rabiar por militares y agentes de la CNI asignados al sur de Chile. Eso de preguntar por vales para bencina o aquello del raspado de la olla lo iguala al caballo de un conocido emperador que lo convirtió en senador.

 

Sostener que los correos electrónicos con los aportes que la presidenta de la UDI y senadora JVR debía incluir a la ley de pesca eran sencillamente porque los empresarios pesqueros y ella, pensaban lo mismo. Que todo era sencillamente una casualidad por haber nacido en la misma ciudad. Hay ciertas ocasiones en que se puede pensar que se es tonto sólo hasta el mediodía.

 

Jovino Novoa, UDI confeso y funcionario ejemplar de la dictadura que reafirma lo cívico militar, convencido de estar en la más grande batalla de la guerra fría junto a Leturia, Espina, Chadwick y otros cómplices pasivos/cívicos, era un mendicante. Pedía dinero a banqueros para aportar a las campañas, un pordiosero que fue condenado a tres años evidentemente sin cárcel.

 

Von Baer, también senadora sin ruborizarse fue a colocar la poruña por unos cuantos millones para su vida política a Délano y Lavín; bastante ingrata la Ena, no fue a visitarlos cuando los dueños de Penta pasaron varias semanas en la cárcel por ser unos delincuentes. Entonces todo se lo lleva el humo de los años. Los dos banqueros fueron condenados a asistir a clases de ética. Lo que confirma que NO todos son iguales frente a la ley.




 

La billetera mágica de Ponce Lerou llegó a todos y de manera transversal. Todos se sintieron necesarios y fundamentales para que el yerno de Pinochet les dejara caer algunas monedas. Estaban esperando a bajo costo y siempre en liquidación.

 

Martelli sacando sus fajos a cambio de boletas y facturas. La viuda de uno de los tres degollados tampoco pudo resistirse. El mismo escenario para todos como en una mala película, negándolo todo y a reglón seguido manifestar que aportarían todos los antecedentes que permitirían salir libres y aportar a la justicia mientras en impecable estado, marchaban ufanos entre focos y cámaras a las salas de los tribunales. Para algunos fue el fin de alguna cosa de querer ser presidente y figurar en algún destacando del álbum fotográfico de la familia.

 

No puede quedar fuera de la foto patibularia los militares, oficiales de alta clase, estrellados a más no poder, con ropa de buena tela y corbatas de París dejando en el pasado aquello de la vida si fuera necesaria cuando la verdad más evidente es el enorme placer que significa vivir bien con dinero robado a todos los chilenos. Ex  comandantes en jefe iguales a rateros en días de fiesta metiendo las manos en los bolsillos ajenos.

 

Todos narcos. La batalla contra la corrupción aún no logra dar sus primeros pasos, existen acuerdos de no hacer ruido, de no levantar los fuegos sencillamente porque están todos involucrados. Algunos con mucha suerte como el senador Pizarro del PDC, pero tener una máquina que deja monedas en el living de la casa es realmente el mejor truco de viejo mago. Algunos estrellados pagados por hablar y asesorar para posteriormente pasar por ventanilla.

 

Todos hablan de pactos pensados, dar las batallas por las ideas y acuerdos de gobernabilidad. Eso no cuadra, eso no. Antes que nada se hace indispensable un pacto contra la corrupción, dar de verdad la batalla a los corruptos, sólo así se volverá a creer en la política. Los engaños han sido muchos, las traiciones han estado a la luz del día. La misma constitución hace pensar que el haber marcado AC de nada sirvió, de nuevo engañados.

 

 

La guerra fría terminó hace décadas pero el hambre, la miseria y la desigualdad se mantienen, esos son los asuntos que deben ser reinstalados. No es la derecha quien hace avanzar las ruedas de la historia. No son los empresarios los que han manchado las calles de Chile. La Araucanía necesita de respuestas concretas porque si se ha llegado hasta los tiempos actuales, cada día que pasa se hacen más legítimos los caminos que se recorren en las noches. 

   



El Clarín de Chile

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