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Cómo la Concertación y los consensos contribuyeron al negacionismo y al retorno del fantasma de Pinochet

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El título más reciente del historiador español Mario Amorós se llama Pinochet, una biografía militar y política. Ha sido publicado a inicios de septiembre y tiene casi 800 páginas escritas a partir de una profusa bibliografía y documentación de primera fuente. Una biografía, que Amorós parece no haber escrito como una lápida, sino que se levanta en torno a un fantasma. La introducción al libro tiene un título inquietante en extremo: “El retorno de Pinochet”.

 

No solo Amorós puede usar esta expresión, que es sin duda una afirmación apoyada en no pocas observaciones. Las cenizas de Pinochet están en la capilla de su parcela en Los Boldos, pero su espíritu maligno parece revolotear en los discursos involucionistas que escuchamos en estos días. Políticos de extrema derecha, y no solo en Chile, no tienen hoy ni reparos ni vergüenza de elogiar su imagen y la dictadura. Hoy mismo, El Mercurio, el diario que impulsó en golpe de Estado de 1973 contra Salvador Allende, publica una inserción de página completa elogiando el golpe: “El 11/9/73 Chile se salvó de ser hoy como Venezuela”.

 

El título más reciente del historiador español Mario Amorós se llama Pinochet, una biografía militar y política. Ha sido publicado a inicios de septiembre y tiene casi 800 páginas escritas a partir de una profusa bibliografía y documentación de primera fuente. Una biografía, que Amorós parece no haber escrito como una lápida, sino que se levanta en torno a un fantasma. La introducción al libro tiene un título inquietante en extremo: “El retorno de Pinochet”.

 

No solo Amorós puede usar esta expresión, que es sin duda una afirmación apoyada en no pocas observaciones. Las cenizas de Pinochet están en la capilla de su parcela en Los Boldos, pero su espíritu maligno parece revolotear en los discursos involucionistas que escuchamos en estos días. Políticos de extrema derecha, y no solo en Chile, no tienen hoy ni reparos ni vergüenza de elogiar su imagen y la dictadura. Este 11 de septiembre, El Mercurio, el diario que impulsó en golpe de Estado de 1973 contra Salvador Allende, publica una inserción de página completa elogiando el golpe: “El 11/9/73 Chile se salvó de ser hoy como Venezuela”.




 

Pero la recuperación de la figura de Pinochet tiene a otros responsables. Forman parte de la transición chilena y de los gobiernos de la exconcertación que justificaron las masacres, los asesinatos, las violaciones y la tortura como método para la instalación del régimen neoliberal.

 

En un foro realizado hace un mes en Santiago sobre negacionismo la diputada Carmen Hertz y el historiador Felipe Portales se refirieron a los gobiernos post dictatoriales y a la falta de justicia y de reparación, de desmemoria, como las bases que han creado las condiciones para el auge sin pudores de la figura y obra del dictador.

 

Felipe Portales ha escrito desde hace muchos años alertando sobre este malicioso proceso. En libros y numerosos artículos están registrados discursos, textos y entrevistas a políticos de la Concertación justificando el golpe y la dictadura. Todo por un sistema económico que los ha favorecido. La comodidad, la carencia de ética política, los intereses fusionados con los civiles de la dictadura no solo marcaron los consensos de la transición, sino que dejaron las bases para una regresión autoritaria basada en la exclusión y el odio en cualquier momento futuro.

 

Portales cita en sus artículos la opinión de importantes figuras de la Concertación, como Enrique correa, Alejandro Foxley o Eugenio Tironi, quienes expresaron claros y abiertos elogios al régimen económico instalado por la dictadura. Qué mejor manera de confundir y engañar al electorado y la población al intentar blanquear los episodios más horrendo de la historia de Chile.

 

En plena transición, Foxley, en una entrevista del 2000, dijo que “Pinochet (…) realizó una transformación, sobre todo en la economía chilena, la más importante que ha habido en este siglo. Tuvo el mérito de anticiparse al proceso de globalización que ocurrió una década después (…) Hay que reconocer su capacidad visionaria (…) de que había que abrir la economía al mundo, descentralizar, desregular, etc”. O Tironi, también citado por Felipe Portales: “Las transformaciones que han tenido lugar en la sociedad chilena de los 90 no podrían explicarse sin las reformas de corte liberalizador de los años 70 y 80 (…) Chile aprendió hace pocas décadas que no podía seguir intentando remedar un modelo económico que lo dejaba al margen de las tendencias mundiales. El cambio fue doloroso, pero era inevitable. Quienes lo diseñaron y emprendieron mostraron visión y liderazgo” (La irrupción de las masas y el malestar de las elites. Chile en el cambio de siglo; Grijalbo, 1999; pp. 36, 62 y 162).

 
 

 

Hoy todos sabemos que esto es una gran falacia, parte del mito de la dictadura cívico militar. El neoliberalismo ha conseguido que las grandes corporaciones, sus accionistas y de paso las élites políticas se enriquezcan a costa de la extracción y venta de los recursos naturales y de la entrega de créditos usureros a una población alienada por el consumo. Un orden bien apoyado por los medios de comunicación y agencias de comunicaciones para reforzar el mito de un prodigioso mercado instalado por la dictadura.

 

PAUL WALDER

 



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  1. Braulio Quintana says:

    Interesante como siempre tus artículos. Pero siempre echo de menos la mención del tema clave de este modelo económíco. La transferencia de recursos y dinero fresco a través de la estafa de las AFP., sistema aun inaplicable en otras democracias por su caracter fraudulento y obligatorio. Esto, sumado al saqueo de recursos naturales y la apropiación de las empresas pertenecientes al estado chileno hasta 1973, constituyeron en esencia el festín que el han dado hasta ahora. De aporte ….nada.

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