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Trenes, transfer y tranvías

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Durante mi infancia, hace muucho, muuuucho tiempo, se creía a ciegas en las promesas electorales, especialmente de los candidatos a la Presidencia. Todos sentíamos que Chile era diferente, que no había corrupción en nuestras instituciones y que los Carabineros no aceptaban mordidas. Manteniendo esa lógica, muchos chilenos hasta hace poco soñaron con el Mapocho navegable. ¡Qué lindo habría sido comer con velas en un barco restorán, celebrando algún aniversario, desplazándonos por nuestro río, el río que cruza la ciudad y que alberga a los más desposeídos!

 

Lo mismo sentimos cuando escuchamos que se inaugurará nuevamente el tren a lo largo de Chile. Ese tren en el que viajábamos cuando pequeños y donde comprábamos distintos manjares locales en cada estación: huevos duros, pan amasado, frutas especiales. No hay chileno de mi edad que no recuerde esos viajes por nuestro país. Ese tren que el Estado chileno, con inmenso esfuerzo, comenzó a construir a mediados del 1800 y que misteriosamente desapareció, porque había que pagar a los camioneros el tremendo favor que hicieron a los poderosos a comienzos de los 70.

 

Ahora se nos ofrece el tranvía que nos llevaría al aeropuerto, el tren a Valparaíso y transfers colgantes entre Huechuraba y Las Condes. Suena bien, pero para ser realistas, hay que hacer algunas precisiones.

 

En primer lugar el Estado no puede ofrecer inversión ni administración de ninguna empresa. Según la Constitución, el Estado es solo subsidiario y no puede ser empresario. Lo podrá ser si se reforma la Constitución, pero eso es otro de los secretos que nos circundan.

 

Por tanto son solo privados los que pueden asumir estas enormes inversiones ofrecidas. Está de más decir que son ellos los que tienen que ofrecerlas. Para eso tienen que contar con los fondos y estar seguros de que la inversión les traerá ganancias convenientes. Los empresarios no hacen inversiones para dar trabajo, como permanentemente se nos trata de hacer creer, sino para ganar más de lo invertido. En suma, son los grupos económicos los que tienen que informar sobre las obras o inversiones futuras en cualquier lugar del país, salvo que el Estado les venda o regale empresas ya en funcionamiento y con ganancias aseguradas, como las carreteras, el agua, la energía. Como se les ha regalado todo Chile con privatizaciones o concesiones, que no son otra cosa que privatizaciones renovables cada veinte años.

 

Los anuncios presidenciales sin embargo, traen consigo una buena noticia. Esta es que las nuevas construcciones se harían en el contexto del proceso de descarbonización en que el país está empeñado, para lo cual se impulsan las fuentes de Energías Renovables No Convencionales, como la eólica y la solar, sobre todo en la zona norte del país. Aunque Chile es un país rico en fuertes energéticas no convencionales y en litio, mineral insustituible para las baterías que almacenan dicha energía, estas iniciativas se entregarán a manos privadas y, en su mayoría, a empresas extranjeras.

 

En ese contexto, ya se trabaja en la construcción de fuentes de energía alternativa provenientes del sol, el viento y el agua, de lugares de almacenamiento de la energía para la carga de los vehículos eléctricos y en la importación de estos. Ya hay trenes del Metro eléctricos. Se informa que para el 2050, Chile podría obtener el 90% de su consumo eléctrico de fuentes limpias, el doble de la cifra actual. Que contará con 5 millones de vehículos eléctricos y lo será la red completa del transporte público. El diario El Financiero de Costa Rica agrega que Chile, México y Brasil están entre los diez principales mercados de energías renovables en el mundo. Que, actualmente, en nuestro país se construye, a 4.500 metros del nivel del mar, la primera planta geotérmica de América del Sur y que la planta, con capacidad para proveer electricidad a 165.000 hogares, es un nuevo paso en la transformación de Chile hacia las energías limpias. La multinacional, AELA Energía, ya ha finalizado la construcción de la línea de transmisión del Parque Eólico Sarco, ubicado en la Región de Atacama, con una longitud de 71 kilómetros y compuesta por 198 torres de transmisión.

 

ENGIE, empresa francesa, ya introdujo una flota de 30 taxis eléctricos en Santiago, lo que implicó una inversión inicial de US$1 millón. Automóviles de gran autonomía, puesto que necesitan una sola recarga entre Santiago y Concepción. En 2019 llegaron 200 buses eléctricos.

 

Claudio Inzunza, responsable de las línea de negocios e-City y E-Industries de Enel X Chile, filial de la italiana ENEL, expresó que “Enel X ratifica su compromiso de ser un facilitador de la movilidad eléctrica en la Región del Biobío, anunciando la conexión de dos nuevos puntos de carga pública para la comuna de San Pedro de la Paz y la ciudad de Chillán, con el propósito de crear la Ruta Eléctrica del Sur”.

 

También se trabaja en el almacenamiento energético. Ya hay electroterminales de transporte en Rinconada de Maipú con 6MW que pueden cargar 75 buses eléctricos. También hay estacionamientos como los llamados:

 

  • Instituto Santa Teresa de los Andes, en Graneros, Región de O’Higgins (120 kWp)
  • Agrícola Rincón Natural, en Curacaví, Región Metropolitana (55 kWp)
  • Colegio Coya,en Machalí, Región de O’Higgins (105 kWp)
  • Parque Safari, en Machalí, Región de O’Higgins (250 kWp)

 

El desarrollo de estacionamientos solares es una iniciativa que se ha profundizado en la zona centro del país, aprovechando la modificación de la Ley de Generación Distribuida, lo que permitió el aumento de la potencia para este tipo de proyectos, de 100 kW a 300 kW. La empresa Rising Sun de Hawai, los desarrolla registrando hasta el momento un total de 530 kW de potencia, ubicados en la Región Metropolitana y en la Región de O’Higgins. También se construye el estacionamiento más grande del país, que contempla 330 kW de potencia, que será el primero en contar con paneles fotovoltaicos bifaciales en Rentagro, Machalí, en la Región de O’Higgins y que tendrá paneles bifaciales.

 

AES Gener, empresa multinacional,  instala uno de estos en el Cajón del Maipo, en la Región Metropolitana, para la operación de las centrales hidroeléctricas de pasada que tiene la empresa en la zona. Les aportará capacidad de regulación y además flexibilidad al sistema eléctrico.

 

La empresa colombiana ISA se prepara para el inicio de operaciones de la línea Cardones-Polpaico.

 

El Jefe de Operaciones de AES Sudamérica, expresó que Chile debería ser líder en el almacenamiento de energía para lo cual están estudiando tener baterías que puedan trabajar por cinco horas y la idea es instalarlas en las hidroeléctricas cercanas a Santiago y aportar de esa manera al sistema chileno, la capacidad de absorber mejor la intermitencia de las energías renovables no convencionales, solares y eólicas, dándole mayor flexibilidad al sistema, sin alterar los cursos de agua.

 

BYD, empresa China, construye baterías, que permiten una autonomía de hasta 400 kilómetros y que pueden ser cargadas en 1,5 a 2 horas por carga.

 

Hay muchas otras iniciativas en este campo, que aunque tecnológicamente son apasionantes, nos muestran también una peligrosa dependencia de empresas extranjeras. Ya es llamativo que estando Chile entre los pocos países productores de litio, no pueda hacerse cargo de esta riqueza.

 

Si hubiese más discusión acerca de los que llevan consigo las nuevas tecnologías, los chilenos podríamos opinar, organizarnos y prepararnos. Se habla de la disminución de la jornada, pero jamás se dice que las nuevas tecnologías permiten que algunos trabajos se hagan en menos horas y que el tiempo libre se podría usar en los hogares, en aprender los nuevos oficios que las nuevas tecnología requieren, o en el estudio y el descanso para compensar los bajos salarios, las discapacidades y la ausencia de esperanzas.

 

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