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Poblete expulsado del paraíso

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Foto: Agencia UNO

A su muerte -no hace mucho- el jesuita Renato Poblete se fue directo al cielo.

 

Lo recibió allí San Pedro y no tuvo dudas. “Hijo mío, le dijo -aunque Poblete (o Polvete como le decían sus cercanos) representaba más años que él- tú vienes precedido de una vida llena de frutos muy preciados por el Creador del Universo, y de la Tierra en él, y especialmente hemos recogido aquí las plegarias de Francisco, tu hermano en congregación, para que te evites de marchar al Purgatorio e ingreses inmediatamente aquí en el Paraíso, en medio de querubines, ángeles y arcángeles. Adelante, pues, hermano Renato, bienvenido.”

 

El Padre Poblete estuvo allí, en el Paraíso, varios meses (aunque en el Paraíso no se cuenta el mundano tiempo), gozando de la presencia divina y de los bienes celestiales.

 

Estaba en eso cuando de improviso el Jefe de San Pedro montó en cólera (si pasiones tan mundanas y evidentemente humanas pueden afectar y conmover al Altísimo) y ordenó la inmediata salida de Polvete del Paraíso y su hundimiento en los más profundos infiernos.

 

¿Qué había sucedido en esta Tierra?

 

Se había conocido dos informes lapidarios con respecto al padre Polvete, que chuecamente gozaba de los placeres divinos.

 

Un informe del maltés Charles Jude Scicluna, “Ojo, ve y dile” de Francisco, y Licenciado en Sagrada Teología, en base a denuncias sobre Poblete de una teóloga, educadora de la UC, quien habría sido abusada desde joven y sistemáticamente durante años por el famoso cura, usando su poder y su dinero, más, la habría obligado a abortar tres veces, y más, la habría también obligado a tener sexo grupal a la vista y paciencia de voyeristas invitados.

 

Y otro informe, el del abogado chileno Bown, contratado por los jesuitas de Chile para investigar y escuchar a las decenas de parejas que, como en una doble vida, Poblete había tenido por cerca de medio siglo sin que nadie se diera cuenta. Bown entrevistó y dio credibilidad a 22 mujeres, entre ellas la teóloga. Trascendió que 24 más estaban en las mismas condiciones.

 

¡Polvete a los infiernos! sentenció el Máximo Poder y por cierto todos obedecieron, incluso Poblete, que ni chistó.

 

Se destruyó de un plumazo la imagen del santón Poblete, y surgió la del descarriado, el hombre de doble vida, el abusador de mujeres, incluidas cuatro jóvenes menores, ahora en los avernos, donde yace hoy y desde hace pocos días, expulsado del Paraíso, como lo fue, hace millones de años, cómo se llamaba, Caín o Abel o Adán, según en qué momento lo cuente Piñera.

 

Eso, hasta nuevo informe.

 

 

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  1. Depravado , abusador , en complicidad de sus compañeros de congregacion , ahora me cae la cuenta porque FERNANDO MONTES : decía que no debía haber reparación económica para los abusados : al parecer sabia lo que venia…..
    Termino la institución del Clericalismo : Las comunidades de Base , NO NECESITAMOS A DEPRAVADOS Y ABUSADORES DEL PODER…..

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