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El salvavidas portugués

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Tras el fracaso de la investidura de Pedro Sánchez dos importantes sectores de Podemos, Izquierda Unida y la corriente Anticapitalistas proponen rectificar la línea política morada sobre el fallido gobierno de coalición, sustituyéndola por el modelo portugués.  Un gobierno socialista con el apoyo crítico externo de las restantes fuerzas de izquierda como Podemos. Alguna otra sigla igualmente significativa, Barcelona en Comú,  podría sumarse también a esta iniciativa que podría desbloquear la formación de un posible gobierno progresista en septiembre, justo antes de que la Moncloa pudiera decidir una nueva convocatoria electoral el próximo 10 de noviembre. No hay que decir que esta propuesta ha sido muy bien acogidas por la vicepresidenta del Gobierno.

 

La Comisión Colegiada de Izquierda Unida argumenta su postura en la necesidad de mantener como único criterio político la defensa de los intereses de las familias trabajadoras. Los Anticapitalistas en la consecución de un gobierno socialista basado en un programa común de toda la izquierda. Ambos planteamientos oficializan los anteriores movimientos de Alberto Garzón en torno a la posible búsqueda de un acuerdo que hubiera evitado la investidura fallida, y las declaraciones de Urbán, Kichi o  Teresa Rodríguez contrarias a la confrontación de los sillones antes incluso de la fallida negociación. La conclusión es obvia. Nadie está interesado en abrir las urnas de otoño y menos que nadie Podemos.

 

Si existe una mayoría social y parlamentaria progresista, si existen unos Presupuestos aprobados por PSOE y Podemos, no se deben quebrar por envolverla políticamente con una forma gubernamental sine qua non. París pudo valer bien una misa para el primer Borbón, Enrique IV, que cambió de religión por una corona; pero La Moncloa no vale ni una línea programática ni un guarismo presupuestario. Bien está el intentar sentarse en el Consejo de Ministros, siempre y cuando no sea a costa de perder lo conquistado en los últimos doce meses de firme colaboración progresista. Sin olvidar que, muy probablemente, Podemos se encontraría hoy con ministerios si se hubiera empezado a negociar sobre contenidos y no sobre sillones.

 

Para los intereses sociales mayoritarios, para los del bloque social progresista y para los del propio Podemos el modelo portugués es un salvavidas. Es un paso atrás, tras el fracaso del aventurerismo morado, que puede impedir un retroceso político que conduzca a la repetición de unas nuevas elecciones generales. Jugarse la victoria del 28 de abril en unas nuevas urnas, romper este acuerdo entre las opciones de progreso y exponer hoy a Unidas Podemos al suicidio electoral, únicamente interesa a las tres derechas que aplauden hasta con las orejas la derrota de Sánchez. Como ha tuiteado con razón Joan Garcés, toda la derecha, la de dentro y fuera del PSOE, se mueve hoy contra Sánchez y Podemos.

 

La crisis de los sillones de la derecha, entre PP, Cs y Vox, no ha terminado como la crisis de los sillones de la izquierda y, por lo tanto, la involución política avanza hoy con botas de siete leguas. Navarra, como ayer Cataluña, vuelve a ser la punta de lanza de esta ofensiva política que persigue ir de nuevo a las urnas con la cantinela de los felones, traidores y vende patrias, encabezados por Pedro Sánchez, morados, filoetarras, nacionalistas vascos y traidores catalanes. Los de Colón, derrotados el 28 de abril, vuelven con ínfulas tras el fracaso de la investidura. López Miras es ya el nuevo presidente de Murcia y Díaz Ayuso lo será de la Comunidad de Madrid.

 

El muera Sansón con los filisteos de la socialdemocracia abriría el camino a la involución de las tres derechas, tal y como se lo abrió a Hitler después de aplicarse esta errónea política sectaria de la III Internacional. Cuando ya suena el tic tac de las nuevas elecciones, los planteamientos de Alberto Garzón, líder de Izquierda Unida, y Enrique Santiago, actual secretario general del PCE, debieran encontrar hoy oídos atentos en Podemos. Al fin y al cabo, tanto en IU como en el PCE, residen ahora los cuadros políticos  más preparados y con mejor experiencia de Podemos si se compara con la versión morada de aquella inexperta República de profesores que fue la II República. Este es el dilema real, salvavidas portugués o ser pasados por las urnas.

 

 

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