Crónicas de un país anormal

Los 50 años del primer viaje a la luna y las teorías conspirativas

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La década de los 60 comenzó con la entrada triunfal de Fidel Castro a La Habana y terminó con la caminata de Neil Armstrong y Buzz Aldrin sobre la superficie lunar. Las décadas y los siglos no se marcan por las fechas cronológicas, sino por acontecimientos importantes de su inicio y fin: el siglo XX, por ejemplo, comenzó en el siglo XIV y culminó   con la caída del Muro de Berlìn. La década de los 60 se caracterizó por hechos históricos que, hasta ahora, han marcado la historia de la humanidad: la Primavera de Praga, la búsqueda de un socialismo democrático y Mayo del 68, en París y  la revolución contra la sociedad de consumo.

 

 

En Chile, gracias a las gestiones de Eduardo Frei Montalva, pudimos participar junto con seiscientos millones de televidentes, y en blanco y negro, agolpados en sitios públicos mirando y en un reducido número de aparatos, esperando estupefactos la famosa frase de Armstrong, “un pequeño paso para el hombre y salto gigante para la humanidad”. La televisión había sido inaugurada en la Universidad Católica de Valparaíso, justo en los años 60.

 

La carrera del espacio, propiciada por la URSS y Estados Unidos, comenzó con el lanzamiento al espacio del satélite Sputnik; luego se continuó con la perra Laika  y, luego, la Unión Soviética ganó 3 a 0 con el envío al espacio de Yuri Gagarin, quien fue elegido por buena pinta y su reducida estatura, que le permitía acomodarse en la pequeña cápsula.

 

Los norteamericanos no podían soportar una derrota tan contundente de manos de los comunistas que, supuestamente, se comían a los niños: en 1961 el Presidente John F. Kennedy anunció que los Estados Unidos llegaría a la luna, profecía  que se cumplió en 21 de julio de 1969, y a partir de esa fecha, doce hombres más han pisado suelo lunar.

 

Actualmente a Rusia y a Estados Unidos se agrega países como China, (no se conforma con la luna, sino que pretende llegar a Marte), y la India, que de colonia británica se está convirtiendo en gran potencia mundial.

 

Junto con el alunizaje “desembarcaron” los creadores de teorías conspirativas, que existen desde que el hombre habita el Planeta Tierra, y  quizás unas de las dañinas la constituyen Los  protocolos de los sabios de Sión, (se supone que una reunión de ancianos judíos planificó la estrategia para dominar el mundo), libro que apareció en la Rusia de los zares a comienzos  del siglo XX, con el fin de tratar de convencer al zar Nicolás II de que persiguiera a los bolcheviques, en su mayoría judíos. Posteriormente, el millonario Henry Ford difundió el libro por todo el mundo, convirtiéndose en el libro de cabecera de A. Hitler.

 

La primera teoría conspirativa con respecto al alunizaje de Apolo 11 se refiere a la filmación en un set de televisión, y dada a conocer por la NASA a fin de declarar el triunfo y dominio del imperialismo norteamericano. A partir de estas elucubraciones se sucedieron varias historias, entre ellas, la de la bandera que flameaba en una luna, donde ni siquiera existe atmósfera; a continuación, vino la de las huellas de los zapatos de Armstrong, le siguió la falta de estrellas en la fotografía; por último, la pregunta formulada por una niña al astronauta Buzz Aldrin: “por qué no han vuelto a la luna – a lo que respondió el aludido –  yo también me hago la misma pregunta”.

 

A los 85 años de edad Buzz apareció en una conferencia de prensa junto con el Presidente Donald Trump, en que hacía muecas ante las cámaras de televisión, que daban a entender que desmentía las estupideces del Presidente Trump.

 

Hoy no faltan los millonarios que planifican colonizar Marte, (incluso, el pelucón Farkas ya cuenta con su “parcelita”), pero habría que seleccionar a los candidatos eliminando a los millonarios sinvergüenzas, a los Conservadores de Bienes Raíces y a los notarios. Según el profesor José Maza, Marte tiene un ecuador más estrecho que la tierra, y las temperaturas bajo cero y sobre cero podrían ser manejables por el hombre; entre los inconvenientes del viaje es que es muy largo y no se puede planificar de ida y vuelta, (la visa de turista de 90 días se hace insuficiente).

 

No es imposible que el género humano siga la ruta de los dinosaurios, y que un asteroide choque con la tierra y modifique radicalmente el tiempo y, a lo mejor, no alcancemos a pisar Marte; también podría ser que el calentamiento global – Trump no cree – nos haga imposible la residencia en la tierra.

 

El 18 de julio de 2019 fue el día más caluroso desde que hay control climatológico, y no sería raro que nos achicharráramos – como en el pasado los dinosaurios – o bien, huimos a Marte, o le dejamos la tierra a las amebas, tal como en los períodos interglaciares.

 

La biografía de los primeros astronautas en pisar la luna se ha prestado para la invención de nuevas teorías conspirativas, por ejemplo, el posterior  alcoholismo de Buzz y las declaraciones de Armstrong han permitido sostener la hipótesis de la existencia de “naves espaciales” provenientes de otros planetas; a  lo mejor estas ideas, fruto de la imaginación, son mejores que pesado Nihilismo negativo (para usar la terminología Nietzscheana), que domina el mundo contemporáneo.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

19/07/2019            

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