España y la izquierda en punto muerto
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El sistema parlamentario, a diferencia de la monarquía presidencial, privilegia el entendimiento entre los partidos políticos al todo o nada. Según Maurice Duverger el modelo ideal es el bipartidismo, o bien, el de dos partidos y medio, producto del sistema electoral mayoritario, (aplicado, por ejemplo, en Inglaterra).
En España el bipartidismo terminó hace tiempo: con el fracaso del duopolio PSOE-PP, sumado a la aparición de los Partidos Ciudadanos, de Albert Rivera, y Podemos, de Pablo Iglesias, además del ultraderechista VOX, que irrumpió en la última elección; no ha sido fácil formar gobiernos mayoritarios en el régimen parlamentario.
Durante los gobiernos de Felipe González y de José María Aznar el PSOE y el PP superaban en cada legislatura entre 179 a 200 diputados cada uno de estos partidos; hoy el PSOE cuenta apenas con 127 y el PP, menos de 100 diputados. Hasta la presidencia de Mariano Rajoy podía formarse gobierno con el apoyo de pequeños partidos soberanistas, (en el caso concreto, con el Nacionalista Vasco).
En la actualidad, los líderes del PSOE y del PP no se acostumbran al deber de buscar alianzas para formar gobierno de mayoría. En el caso del Partido Popular, su líder Pablo Casado debe soportar la competencia de Rivera en pro del liderazgo de la derecha que hoy más que nunca está condenada al tripartidismo, como también a la ambición del centro de liderar la derecha.
En las elecciones del 21 de abril la ciudadanía se pronunció a favor de la izquierda; si sumamos los diputados del PSOE y de Unidas Podemos, aún no sería posible la formación de una mayoría parlamentaria, por consiguiente, para armar un gobierno estable se requeriría pactar con los partidos soberanistas.
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, no está acostumbrado a formar gobiernos compartidos que piensan de diferente manera y podrían, en un futuro, disputar la hegemonía del PSOE. Para este Partido el ideal hubiera sido el contar con los votos necesarios para formar gobierno socialista en solitario.
En las conversaciones con Pablo Iglesias, el Presidente en ejercicio, Pedro Sánchez, ofreció a Podemos algunos cargos ministeriales que podrían ser ocupados por personalidades independientes, del gusto de Unidas Podemos. Es evidente que una alianza de partidos con liderazgos diferentes, por lógica, es el jefe del partido quien debe proponer al Presidente los posibles integrantes del gabinete que los represente.
Cabría preguntarse por qué la izquierda tiene tantas dificultades para unirse. A diferencia de los partidos de derecha, que defienden intereses, la izquierda privilegia el debate ideológico, (recordemos que se ha dividido en miles de fracciones desde la I Internacional hasta nuestros días). Las únicas veces que la izquierda ha tenido éxito ha sido cuando se presenta unida a las elecciones, (fue el caso de los Frentes Populares – Francia, España y Chile – y en la Unidad Popular, – 1970). En la España de los años 30 se empleaba el vocablo “las izquierdas” para designar las enormes diferencias que había entre los partidos, y para empezar, entre marxistas y anarquistas, y entre trotskistas y estalinistas; sin el voto de los anarquistas jamás la izquierda hubiera ganado las elecciones de febrero de 1936 en España.
Es evidente que las conversaciones entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez deben abarcar todos los aspectos propios de un gobierno mayoritario, es decir, el programa de gobierno, sus componentes y los recursos que se van a emplear. Desafortunadamente, en este caso han predominado los personalismos sobre el interés de la unión de la izquierda para poder gobernar.
Ayer, 17 de julio, Pedro Sánchez declaró rotas las conversaciones con Pablo Iglesias, acusándolo de haber consultado a sus bases sobre la aceptación o negativa para formar un nuevo gobierno. El pretexto del Presidente en funciones es que si bien hay acuerdos para abordar los temas sociales, también se remarca que existen abismales diferencias en el tema territorial, sobre todo respecto a Cataluña.
Dentro del periodismo español – al igual que en el chileno – predomina el chisme, y se achaca el fracaso en las conversaciones a un supuesto veto por parte de Pedro Sánchez a Pablo Iglesias para que ocupara la vicepresidencia, alegando que en el gobierno no pueden existir dos liderazgos paralelos.
La sesión de investidura está convocada para el dìa 23 de julio y, hasta ahora al parecer, la nominación de Pedro Sánchez sólo tendría los votos de los diputados del PSOE. Pedro Sánchez, rechazado, tendría una segunda oportunidad en el mes de septiembre para intentar la formación del gobierno, o bien, desde el 23 de julio próximo pedir al rey, Felipe VI, que disuelva el parlamento y convoque a nuevas elecciones, que se realizarían en el mes de noviembre.
A Sánchez le restan sólo cinco días para rehacer la alianza con Podemos, o lograr que los tres partidos de derecha acuerden abstenerse permitiendo así un gobierno minoritario del Partido Socialista Obrero Español.
De rechazarse la nominación de Sánchez, no esperaría hasta septiembre para la formación de un nuevo gobierno, pues las condiciones serían aún peores, pues el Tribunal Supremo podría dictar la prisión de los diputados catalanes, y además, en tan corto tiempo es posible que las correlaciones de fuerzas no varíen mayormente.
Pedro Sánchez parece bastante entusiasmado con la llamada a elecciones basándose – pienso, ingenuamente – en una encuesta reciente que daría al PSOE mayoría absoluta. Es sabido que las encuestas son sólo fotos instantáneas y la opinión pública es muy cambiante, sobre todo en los inviernos de la política.
La izquierda Española no ha aprendido las lecciones del éxito en Portugal, país en el cual el Partido Socialista minoritario gobierna gracias al generoso apoyo del Partido Comunista y del Bloque de Izquierda, que no tienen ningún ministerio en el gobierno de Costa.
Rafael Luis Gumucio Rivas, (El Viejo)
18/07/2019
ramon roman says:
Don Gino Vallega: por favor, no culpe solamente a los mal llamados partidos de izquierda por la desunión y por ende de una sola voz para traer los cambios que usted quiere. Es la mentalidad de los chilenos la que tiene que cambiar. Solamente le digo esto que expresa exactamente como somos los chilenos en esta sociedad existente desde que los españoles conquistaron Chile: LOS CHILENOS SOMOS ARRIBISTAS. No nos guía una solidaridad de clase, o lo que esta signifique, sino nos guía el subir escalafones para distinguirnos de los otros que se encuentran a nuestro nivel existencial de acumulación de ue ás, y de acuerdo a esto, en esta democracia, nos unimos y apoyamos partidos que estén con esta nueva forma adquirida de pensar y actuar. ¿Se imagina usted, por un segundo, a un Boric o a un piñera o Larraín, trabajando en la construcción? Y si esto fuera una realidad, ¿usted cree que en las actuales circunstancias de Chile, estos gallos votarían por el PC? Absolutamente no, ya que como arribistas, miramos a los partidos de los patrones como una forma de salir de la situación actual. ¿es esto irreal o un invento mío lo que acabo de escribir? Solamente miren las encuestas y vean quienes son los tres primeros que encabezan la lista para ser presidentes .
ramon roman says:
Una sola acotación: La democracia en España es un oximoron con la realidad. España es una monarquía por más que la traten de adornar con jueguitos democráticos. Ejemplo: «Le van a pedir al reyecito que disuelva el parlamento».
Gino Vallega says:
Las izquierdas y sus «petits» caciques nos tienen a maltraer porque no recuerdan los principios fundamentales como :
combatir la desigualdad , justicia de verdad para todos , erradicar la pobreza , las riquezas naturales como pertenecientes a todo el pueblo (nacionalizaciones) , agua , energía , salud , educación como derechos y un ETC + .
Mientras miren el «reparto» entre pares y el bolsillo propio , el sistema no avanza.