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Productores de vinos campesinos de Ránquil se consagraron en Catad’Or

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Ránquil, comuna de alrededor de 6 mil habitantes de la Provincia de Itata, en el secano costero de la Región de Ñuble, cuenta desde hoy con un doble motivo de orgullo, luego que dos pequeños vitivinicultores de esa zona, de gran tradición por sus cepas patrimoniales, obtuvieran los premios al Mejor Vino Ancestral Campesino y al Mejor Espumante Ancestral en la vigésimo cuarta edición del concurso internacional Catad’Or Wine Awards.

 

Se trata de los usuarios de INDAP Joel Neira, de Viña Piedras del Encanto, por su Mezcla Tinta 2018, y Elita Fierro, de Viña Doña Elita, por Doña Elita Brut Cinsault 2018.

 

El certamen se realizó entre el 5 y el 7 de este mes en el Hotel Cumbres Vitacura, con un sistema de evaluación de cata a ciegas y bajo las estrictas normas de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV). El jurado, presidido por Alistair Cooper, master of Wine del Reino Unido, e integrado por 45 expertos de 14 nacionalidades, analizó un total de 687 muestras de 13 países.

 

Durante la premiación, realizada en el Hotel Cumbres Lastarria, con presencia del alcalde de Santiago, Felipe Alessandri; el director nacional de INDAP, Carlos Recondo, y el director ejecutivo del concurso, Pablo Ugarte, se entregaron 229 medallas (33 de Gran Oro, 182 de Oro y 14 de Plata) y diez trofeos, entre ellos los de Joel Neira y Elita Fierro.

 

Joel Neira (61) es tercera generación de viñateros y junto a su esposa, Elizabeth Torres, y a su hijo mayor, el ingeniero agrónomo Cristian Danilo Neira, lidera la empresa familiar Viña Piedras del Encanto, que cuenta con 15 hectáreas ubicadas en Ránquil y Coelemu y produce vinos artesanales tintos, blancos, late harvest, espumantes con método tradicional y ahora último ensamblajes, como el premiado Mezcla Tinta 2018, una producción de 4 mil botellas elaborada con cepas País, Cinsault y Cabernet Sauvignon.

 

Los primeros vinos embotellados de la viña datan de 2004. Antes vendían a granel. Partieron de forma rústica, con ensayo y error. En la media que adquirieron más tecnología, y con el apoyo de INDAP, fueron mejorando sus procesos.

 

La materia prima estaba y también un terroir singular. “Mi campo en Ránquil, está lleno de cuarzo y eso, les da una buena energía a los vinos y controla la temperatura, ya que el microclima costero es cálido en el día y frío por las noches. Además, todo se hace a mano: la poda, la vendimia, el trabajo de follaje”, comenta Joel Neira.

 

El productor, que también ha sido premiado por sus espumantes, en esta versión obtuvo medalla de plata por su Kürüf Brut Rosé Cinsault 2015, afirma que “estos galardones son un orgullo, por la calidad de los jurados y le han permitido mejorar su comercialización, impulsar el enoturismo, exportar ya que el 2018 envió 6 mil botellas a Shanghái, e innovar, no hacer siempre lo mismo, sino que ponerle otro toque”.

 

Elita Fierro también se ha dedicado toda su vida, a la producción de uva vinífera en Ránquil, primero con su padre y ahora junto a su hijo Felipe y a su marido. 

 

La decisión de embotellar la tomó en 2013, ante el bajo precio que pagaban por la fruta y el vino a granel, con la asesoría del profesional Danilo Neira, del Programa de Desarrollo Local (Prodesal) de la comuna.

 

Su espumante premiado, es el segundo que hace y cuenta que lo descorchó especialmente para el concurso.

Se trata de una producción de alrededor de 1.300 botellas que espera vender a un buen precio y también, produce Cabernet, Cinsault, Blanco Seco, Rosé y Moscatel de Alejandría.

 

La productora afirma que el secreto de un buen vino es hacerlo con amor.  “Yo me dedico todos los días a mi viña (de 2 hectáreas, aproximadamente, con una producción de alrededor de 50 mil kilos de uvas por temporada). Hay que estar limpiando, vigilando y, en el caso del espumante con método tradicional, dando vuelta las botellas en forma permanente. Es lo que más me gusta en la vida”.

 

En total, las pequeñas empresas vitivinícolas apoyadas por INDAP obtuvieron ocho medallas en la categoría de Vinos Ancestrales Campesinos del concurso.

 

El oro fue para Viña Piedras del Encanto, de Ránquil, con Mezcla Tinta 2018; Viña Casa de Valenzuela, del Valle de Colchagua, con Fundador Cabernet Sauvignon 2018; Daniel Romero Chandía, de Quirihue, con Doña Leonor Moscatel de Alejandría 2019; Juan Arriagada Montecinos, de Trehuaco, con Pipeño Cinsault 2019 y Viña El Churcal, del Valle de Huasco, con Pajarete Moscatel de Alejandría 2017.

 

Las de plata, en tanto, fueron para Viña Doña Elita, de Ránquil, con Doña Elita Brut Cinsault 2018; Viña Cortez, de Portezuelo, con Sei Cuori Late Harvest Moscatel 2017; y Viña Piedras del Encanto, de Ránquil, con Kürüf Brut Rosé Cinsault 2015.

 

El máximo galardón del Catad’Or 2019, Best in Show, se lo llevó la viña Millaman, por su vino Paya de Millaman Cabernet Sauvignon 2015, que también fue premiado como Mejor Vino de Pequeñas Producciones y Mejor Vino Seco Tranquilo. Como Mejor Vino Ícono fue elegido Trapiche Terroir Series Malbec Finca Ambrosía 2014, de Bodega Trapiche.

 

El trofeo a la Mejor Viña del Año fue para Viña Casa Silva. Como Mejor Carménère se premió a Microterroir de Los Lingues Carménère 2012, de Viña Casa Silva. El Valdivieso Dolce Moscato Bianco fue elegido Mejor Espumante del Cono Sur y el Bauzá Reservado 40° Doble Destilado, el Mejor Pisco. Villemarin Rosé 2018, de Cave de l’Ormarine, se consagró como el Mejor Vino Rosé.

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