Crónicas de un país anormal

La OEA se divide en Medellín

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Desde su fundación la misión de la OEA no ha sido otra cosa que la administración del panamericanismo norteamericano: una reunión de Presidentes yanaconas digitados por el imperio.

 

La OEA, por ejemplo, no ha condenado nunca los golpes militares de los gorilas de nuestro continente: en 1965 apoyó la invasión norteamericana en República Dominicana, en contra del militar patriota Fernando Caamaño; apenas recién triunfante la revolución cubana la Asamblea General expulsó a Cuba de esa Institución, y así, en varias otras ocasiones estuvo a favor de los yanquis. (Recuerdo que en 1965 gritábamos en las calles “la OEA es como las weas). Por esa época incluso los democratacristianos chilenos eran consecuentemente antiimperialistas y partidarios de la unidad latinoamericana.

 

Muchos de los países latinoamericanos, entre ellos Colombia, Chile, Argentina, Brasil…ahora quieren usar a la OEA para apresurar la caída del régimen de Maduro. Hace ya dos años que el gobierno venezolano anunció su retiro de la OEA, sin embargo, el Secretario General, Luis Almagro, coludido con el imperio y los gobiernos de derecha latinoamericanos quisieron imponer en Medellín la aceptación  como miembro pleno de este Organismo a los representantes de Juan Guaidó.

 

El Secretario General  actúa como un reyezuelo en la OEA: Hace poco tiempo el Frente Amplio uruguayo lo expulsó de sus filas por haber avalado, con declaraciones, la intervención militar norteamericana en Venezuela, efectuadas en la ciudad de Cúcuta  (Colombia), junto a los mandatarios Sebastián Piñera e Iván Duque.

 

El ex Presidente de Uruguay, Pepe Mujica, (especie de santo laico para muchos), a veces tiene unas caídas  desgraciadas; por ejemplo, fue el creador del personaje Luis Almagro, quien de ser un desconocido, lo promocionó como ministro de Relaciones Exteriores y, posteriormente, en conversaciones con Barack Obama , lo postuló como candidato a la Secretaría General de la OEA, cargo que desempeñaría hasta el año 2020.

 

Apenas comenzada la sesión de la Asamblea General en Medellín, Uruguay, México, Bolivia y Nicaragua,  sumados a algunos otros países del Caribe, rechazaron la representación de Guaidó, sosteniendo que atropellaba los reglamentos y principios de la OEA. El representante de Uruguay admitió tajantemente que se retiraría de la Asamblea.

 

Personalmente, no apoyaré ninguna dictadura, sea de derecha o de izquierda, pues contradice los principios socialistas y democráticos, sin embargo, tampoco se puede estar a favor de una intervención norteamericana, apoyada por gobiernos de ultraderecha, (Brasil, Colombia y Chile). El único camino para enfrentar la crisis venezolana es el propuesto por México y Uruguay: el del diálogo y el acuerdo entre las partes, sin intervenciones foráneas, que lo único que han hecho es convertir a Venezuela en un juguete de las grandes potencias.

 

Entre tanto, en Caracas Juan Guidó denunciaba un intento se secuestrarlo a él y a sus “ministros” por parte de seguidores del gobierno de Maduro. Por otro lado, el Vicepresidente de las Comunicaciones, el médico psiquiatra Jorge Rodríguez, daba a conocer los pormenores de la preparación de un golpe de Estado, que se realizaría a fines del mes de junio, y que tendría por objetivo asesinar a Nicolás Maduro, a su esposa y a Diosdado Cabello, a varios generales del ejército bolivariano y, además, a los cooperantes cubanos; según Rodríguez, algunos miembros de seguridad gubernamentales habrían  infiltrado, desde hace meses, este grupo de conspiradores.

 

La situación venezolana cada día empeora: según ACNUR, la diáspora venezolana llega a 4 millones de personas, y los países latinoamericanos se muestran incapaces de acogerlos. A Sebastián Piñera le “salió el tiro por la culata”, pues no “quiere sopa y le dan dos tazas”: actualmente en la frontera con Perú miles de venezolanos piden entrar a Chile, ante la radicalización del gobierno peruano respecto a la migración. Como es lógico, la mayoría de estos venezolanos no califican para la obtención de la famosa “visa democrática” para la entrada a Chile, mecanismo propiciado por el mismo gobierno, por consiguiente, podría verse forzado a aceptarlos a todos sin condiciones.

 

Nadie puede negar que la OEA, hoy por hoy, es un Organismo inútil y sesgado, y los países latinoamericanos  se agrupan por ideologías más que por intereses comunes de cooperación. En nuestro Continente, al igual que en Europa, Trump está imponiendo el unilateralismo por sobre el multilateralismo.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

28/06/2019

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