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La deserción de un iracundo izquierdista

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Pocas veces he repudiado a los que se cambian de bando político o se desencantan de la política. Siempre puede haber razones para evolucionar o rebobinar, pero creo que para todo en la vida hay que tener estilo y oportunidad.

 

Oscar Guillermo Garretón ciertamente debió haber abandonado el Partido Socialista apenas regresó a Chile después de su exilio, pero era hora de sacarle dividendo a su diáspora y prefirió seguir militando en la colectividad de Allende hasta hace pocos días. Ya camino a sus 80 años debe asumir que le será difícil obtener algún cargo público, además de que se sospecha ha acaudalado una más que suficiente fortuna, por lo que no debe necesitar de nuevos cargos políticos. Salvo la posibilidad de que se le asigne alguna embajada, medalla que en Chile constituye una de las últimas charreteras civiles del llamado “servicio público”.

 

Aunque lo divisé en mis tiempos de universitario como uno de los más vociferantes izquierdistas, recién lo llegué a conocer en La Habana, donde se había instalado con camas y petacas como exiliado. Mal que mal, fue reconocido por la Dictadura Militar como uno de los más peligrosos enemigos y justo entonces el privilegio de ser acogido solidariamente por Fidel Castro. El había fundado el MAPU, partido vanguardista que se escindiera de la Democracia Cristiana para pasar a formar parte rápidamente del gobierno de la Unidad Popular. Dicho sea de paso, esta entidad a poco andar se escindió y don Oscar Guillermo Garretón se puso a la cabeza de la fracción más rebelde o termocéfala, a la que le desagradaba, por supuesto, la revolución burguesa “con vino y empanadas” propiciada por el extinto Presidente. Por lo mismo, fue uno de los hombres más buscados por la Dictadura y su rostro apareció junto al de Carlos Altamirano y otros dirigentes izquierdistas en las portadas de El Mercurio, matutino que entonces propiciaba rabiosamente estas cacerías políticas.

 

Ya antes de volver al país, su conducta era muy cuestionada por las organizaciones disidentes de la Dictadura. Precisamente en Buenos Aires, a donde se trasladó, se le observó sacudiéndose de todo vestigio izquierdista , como de su innegable responsabilidad de haber animado, al igual que otros dirigentes, a no pocos jóvenes a retornar clandestinamente al país, muchos de los cuales fatalmente perdieron sus vidas, fueron encarcelados y torturados. Para posteriormente ser sepultados por la indiferencia de sus mentores apoltronados en el poder.

 

Ya a esta altura, el propósito de Garretón era mutarse en empresario. Lo que consiguió a lo largo de muchos años de obsecuencia ante el poder patronal, y pese a ser arrestado por largos meses en la Cárcel de Valparaíso, procesado por su presunta conspiración con otros dirigentes políticos y personal de la Armada en plena Unidad Popular. Una típica manifestación del “infantilismo revolucionario” que le cobró un alto precio a la solvencia democrática de Allende y le diera “argumentos” a la asonada militar de septiembre de 1973. En este presidio es que volví a verlo y ser acogido por la hospitalidad de los presos más antiguos como él, pero allí no alcancé a darme cuenta de cuánto habrían cambiado sus convicciones. La rutina allí era la de comer, respirar y pelear con los abogados para que nos excarcelaran lo antes posible.

 

Seguramente este transformismo ideológico de Garretón estuvo acicateado por su relación sentimental con una destacada periodista de derecha y vinculada al diario de Agustín Edwards. A través de las columnas que este periódico y La Tercera le publican constantemente hemos podido comprobar su realineamiento político, coincidente con que nunca en todo este tiempo fuera visto en las tupidas manifestaciones callejeras, en la Villa Grimaldi y otros centros que honran la memoria de los combatientes que cayeron o fueron sometidos a tantos tormentos.

 

Finalmente, después de librarse del prescrito juicio por sedición siguió el camino de otros mapus y ex socialistas que se encumbraron en los cargos públicos y, más temprano que tarde, terminaron asesorando e intentando sus primeros negocios de la mano de aquellos poderosos empresarios que los recibieron como verdaderos hijos pródigos.

 

Nombres abundan, en realidad, entre los desertores, pero el caso de don Oscar Guillermo debe ser uno de los más repugnantes por su soberbia en extender su militancia en el socialismo y recién renunciar ahora con publicidad, bombos y platillos mercuriales y televisivos.

 

Por tercera vez, tuve la oportunidad de estar con él en el directorio de una editorial de derecha, de la cual alcancé a formar parte en la promesa de que se trataría de un esfuerzo ecuménico y tolerante. Pero este esfuerzo editorial se hizo humo en muy poco tiempo, pero lo importante es que allí, ante mi estupor y el de otras personas, oí a Garretón asegurar que las Fuerzas Armadas eran la columna vertebral de la historia republicana de Chile. Eso me convenció de no continuar en la Editorial y nunca más volví a ver al ex cabecilla del Mapu y ahora ex socialista. Salvo observarlo años atrás en una Ceremonia en el Salón de Honor de la Universidad Católica de Chile del brazo, ciertamente, de su nueva pareja.

 

En un excelente libro de Mónica Echeverría se detalla la trayectoria de este tipo de jacobinos del pasado devenidos en prósperos empresarios y asesores. Nombres abundan, en realidad, entre los desertores, pero el caso de don Oscar Guillermo debe ser uno de los más repugnantes por su soberbia en extender su militancia en el socialismo y recién renunciar ahora con publicidad, bombos y platillos mercuriales y televisivos. Muchos se fueron calladitos de los diferentes partidos, seguramente en mérito de un mínimo pudor y respeto por el pasado que abrazaron. Como es el caso del mismo senador Carlos Altamirano Orrego, que sin renunciar al PS, tuvo el buen gusto de rechazar cargos y distinciones de parte de los gobiernos de la Concertación. En mérito, como se dice de una abierta y descarnada autocrítica.

 

Crisis en el Partido Socialista y otros referentes existen desde siempre y no descubrimos razón alguna para que recién ahora don Oscar Guillermo Garretón pueda fundar su desafección con el socialismo criollo. Producto de la misma confusión del PS, es que todavía existen en esta colectividad otros guarecidos oportunistas que podrían ser expulsados ejemplarmente de sus filas, si es que este partido quisiera limpiarse realmente y servir a la transparencia. Porque si de impunidades se habla, lo primero es reconocer la que favorece a tantos personajes que todavía pululan por los cargos públicos y reciben nuevos nombramientos en el extranjero, después de su enorme responsabilidad en el quiebre institucional, político y moral de nuestro país. Cuyas funestas consecuencias se extienden hasta hoy, con tan larga y desnaturalizada posdictadura.

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  1. Juan Pablo, se te quedó en el tintero de que muchos de los repudiables de ayer y de hoy, fueron miembros del
    «Círculo de Estudios» de la Pontificia, manejada por la CIA cuyo profe y mentor era el cura Vekemann.
    Parece cuento ya trillado, pero el «padrecito» desapareció del mapa yendo a «misionar» , luego del Golpe en Chile, a otros países.
    De este «Club de Tobi» han salido conspicuos sociólogos y por sobre todo, avezados «políticos» expertos en disociación social y otras menudencias.
    Sería bueno que trajeras, en un próximo artículo, detalles al respecto.
    Los chilenos no tienen idea de la génesis de los problemas que hoy afectan a la sociedad.

  2. Eduardo Cuevas says:

    Por aya por «el años 1972 conocí a este transfuga de la política en una visita que izo vestido de revolucionario con una larga barba, fumando un puro Cubano vestido de guerrillero en la ciudad de LAJA donde se reunió con un grupo muy reducido en el sindicato de operario para decirnos que había que tomarse la papelera para que pasara al área social todo un revolucionario» agitando las masas y hoy día lo podemos ver en la otra vereda y arrepentido de haber sido parte del gobierno del presidente ALLENDE negando todo su pasado,cuando regresa a chile firmo una carta pidiendo perdón por haber incitado a los marinos constitucionalistas a apoyar el gobierno popular-hoy día es uno de los hombre poderosos en chile .

  3. como se juntan y aparecen los viejos estandarte , no lucharon. se refugiaron y volvieron a buscar medalla y hacerse millonarios .. este garreton .. ampuero .. heraldo munos . lagos la bachelet , la allende y asi se alarga la cola y los que luchamos todavia tenemos los principios y la moral de ser izquierdista…. despues que volvieron esta gente la izquierda empezo a desaparecer mas de lo que casi exterminada estaba ,, el P/S estaba casi desmantelado y estos wbnes tomaron la cabeza , y quitaron los principios por la cuales el P/S fue ffundado.. nos quitaron la ideologia y nos llevaron a un partido de lucro . donde estos personajes se han hinchado. olvidandose de la sangre desparramada de trabajadores y militantes ,,

  4. Me parece importante leer a Juan Pablo Cárdenas para saber sobre Oscar Guillermo Garretón. No olvidemos que fue protegido por el PS para convertirse en rico empresario, comenzando con la Dirección del Metro y despues en Telefonica, con el apoyo de los españoles del PSOE. Conozco algo de esta historia, fui el presidente del Chile Democrático en Buenos Aires cuando eran parte de él Oscar Guillermo, Luis Guastavino, Jaime Gazmuri entre otros.

  5. Rafael Torreblanca says:

    Atendiendo un viejo dicho que decía mi abuelo; cuando el barco empieza a hundirse o tambalea, «las ratas» son las primeras que salen a cubierta a ver cómo pueden reflotar en otra aventura!
    No me extraña esta cantidad de políticos de izquierda, que a la primera de cambio estén mirando a la vereda del frente esa vereda fácil, de la derecha, donde te dan un empleo acomodado,,,solo para mantenerte en silencio,
    Me da pena porque yo fui y sigo siendo consecuente con mis ideas, Para el golpe estaba en la Universidad Técnica del Estado, nos sacaron a sangre y fuego,,, Me echaron de la Universidad, tengo el honor de haber estado con Víctor Jara los últimos momentos de su vida en el Ex-Estadio Chile, Hoy lleva su nombre, Inaugure el Estadio Nacional, estuve catorce años exiliado, también fui echado de mi trabajo como profesor, y aun así nunca he buscado un cargo político, acomodado a los gobiernos de turno de la Concertación o mal llamados Partido de Izquierda,,,
    Simplemente me dan vergüenza, felizmente termine mis estudios en Venezuela y hoy trabajo en la administración publica con la única diferencia es que gane un concurso publico aparecido en el mercurio así de simple y lo otro jamás he pedido indemnización alguna por mi exilio y torturas que recibi,,, Por lo tanto tengo el derecho de criticar a toda esta plaga de ratas que mal se hacen en llamar «de izquierda»

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