Miles de estudiantes en todo el mundo exigen a sus gobiernos medidas para frenar el calentamiento global
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Inspirados en una joven activista sueca de 16 años, miles de estudiantes salieron a las calles hoy en varias ciudades del mundo en una ola global de protestas, con el objetivo de incitar a los líderes mundiales a tomar medidas en la lucha contra el cambio climático .
La huelga estudiantil internacional por el clima dejó vacías las aulas de los colegios en ciudades de todo el mundo, desde Boston hasta Bogotá, pasando por Durban, Lagos o Londres.
En Nueva York, con carteles en los que se leía «Nos están fallando» o «No hay un planeta B», unos 50 estudiantes faltaron a clase y fingieron estar muertos frente a la sede de la ONU.
Manifestaciones en Europa y África
En Francia, donde miles de estudiantes se manifestaron en las principales ciudades, un grupo de jóvenes bloqueó durante tres horas la entrada de la sede del banco Société Générale en la Défense, el barrio de negocios a las afueras de París, para denunciar su financiación de proyectos nocivos para el clima.
Algunos agitaban carteles mientras otros cantaban «¡No nos miren, únanse a nosotros!». En Londres, miles de jóvenes marcharon desde Downing Street hasta el Palacio de Buckingham.
En España, Madrid fue escenario de una marcha donde se denunció que hay «más plástico que sentido común». En Barcelona, un cartel invitaba a «encontrar el pez» en un dibujo del mar en que abundaban las botellas de plástico.
Muchos jóvenes no acudieron a clase en Uganda, un país que «sufre deslaves, inundaciones, donde la gente muere debido al cambio climático», denunció Leah Namugera, de 14 años, durante una protesta en la concurrida ruta entre Kampala y Entebbe.
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En Asia y Oceanía
«Están destruyendo nuestro futuro», «No hay un planeta B», rezaban algunas de los mensajes. La consigna más repetida era: «Si ustedes no actúan como adultos, nosotros lo haremos».
«Esto son jóvenes que toman las riendas y se dan cuenta de que sí tienen el poder, eso es realmente increíble», dijo Abigail O’Regan, de 20 años, mientras marchaba en la ciudad neocelandesa de Wellington.
En Sidney, el joven Edward Gay, de 18 años, pedía «energía 100% renovable», y argumentó que «es la única forma en que vamos a salvar vidas en este país y en todo el mundo». A su lado, su amigo Charles Rickwood alertó que si las autoridades no actúan, la famosa Gran Barrera de Coral australiana estará condenada a desaparecer.
«Si las tendencias se mantienen, veremos un aumento de uno o dos grados en la temperatura de nuestros océanos», dijo a Rickwood. «Podemos perder toda nuestra Gran Barrera de Coral», lamentó.
Las protestas fueron motivadas por la adolescente sueca Greta Thunberg, que se dio a conocer cuando acampó frente al Parlamento en Estocolmo el año pasado para pedir acciones a los líderes mundiales en la lucha contra el calentamiento global.
«Solo estamos viendo el principio», tuiteó Thunberg, que fue propuesta para el Premio Nobel de la Paz por su activismo. «Creo que el cambio está en el horizontes y la gente defenderá su futuro», añadió.
Profesores vs. alumnos
En Nueva Zelanda, las escuelas advirtieron que marcarían la ausencia de los estudiantes que faltaran a clase. El presidente de la Asociación de Directores de Secundaria, Michael William, dijo que su impacto en el cambio climático será «probablemente cero».
«Nos preocupa que los estudiantes estén perdiendo un buen tiempo de aprendizaje», señaló. Igualmente, en Australia el ministro de Educación, Dan Tehan cuestionó las protestas.»Que los estudiantes abandonen las escuelas durante horario de estudios para protestar, no es algo que deberíamos estimular», se quejó.
Pero los activistas recibieron el apoyo de la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, que dijo que era importante para las jóvenes generaciones enviar un mensaje. «No subestimen el poder de su voz», dijo la líder de 38 años a los estudiantes esta semana.
«Muy a menudo decimos que para tener un impacto debemos tener la edad para votar. Este no es el caso», indicó.
Josei Mason, un estudiante de 20 años de la Universidad de Wellington, aseguró que estaba «emocionada por el hecho de que los jóvenes están siendo escuchados y están posicionándose en este momento».
«Llaman a nuestra generación ‘slacktivist’ (activistas de sofá) porque es muy fácil decir que vas a ir a un evento en una página de Facebook o que te gusta algo pero luego realmente no hacer nada», explicó.
El planeta en riesgo
A pesar de los 30 años de advertencias sobre las graves consecuencias del calentamiento global, las emisiones de dióxido de carbono alcanzaron niveles récord en 2017 y el año pasado.
Los científicos están de acuerdo en que cargar la atmósfera con gases de efecto invernadero al ritmo actual, probablemente conducirá a un planeta en el que no se puede vivir.
«Sobre el cambio climático, tenemos que reconocer que hemos fallado», dijo Thunberg ante la clase dirigente mundial en Davos, en enero.
El tratado de París sobre el clima alcanzado en 2015 exige situar el aumento de la temperatura del planeta «muy por debajo» de 2ºC. El calentamiento del planeta está actualmente en camino de duplicar esa cifra.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU advirtió en octubre que solo una completa transformación de la economía global y de los hábitos de consumo podría impedir una catástrofe climática.
Mientras se preparaba para marchar desde el centro de Wellington hasta el Parlamento, la estudiante O’Regan dijo que le preocupaba que para cuando estuviera formando una familia, el planeta sería un lugar inhabitable. «Siento mucho estrés y ansiedad sobre la situación climática, y miedo por mi futuro», afirmó. «Tengo un auténtico miedo de que mi futuro no será lo que debería ser», insistió.