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Condena internacional y protestas en el mundo musulmán tras ataque terrorista a mezquitas en Nueva Zelanda donde murieron 49 personas

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Al menos 49 personas murieron y otras 48 resultaron heridas, 20 de gravedad, en los tiroteos que se registraron este viernes en dos mezquitas en la localidad de Christchurch, en Nueva Zelanda.

La policía detuvo a cuatro personas a las que les encontró explosivos y armas en dos de sus vehículos. La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, describió el acto como un “atentado terrorista bien planeado y sin precedentes”.

Tres hombres y una mujer fueron arrestados, según dijo en rueda de prensa el jefe de la policía, Mike Bush. Uno de los presuntos terroristas, que ronda la treintena, fue acusado de asesinato y pasará mañana a disposición judicial. Otros dos presuntos cómplices permanecen detenidos, mientras que una persona, que fue detenida porque iba armada, fue puesta en liberad posteriormente, de acuerdo con el informante. Ardern añadió que ninguno de los detenidos estaba fichado por la policía y estaban “fuera del radar” de los servicios de inteligencia.

Uno de los autores del tiroteo transmitió la masacre a través de su cuenta de Facebook, un extremista australiano, fue identificado como Brenton Tarrant, un supremacista blanco de 28 años de la localidad de Grafton. El ataque fue transmitido vía Facebook Live durante 17 minutos por él. En las imágenes se ve cómo recorre las habitaciones de la mezquita y dispara a bocajarro con armas semiautomáticas contra personas indefensas.




Las condenas tras los ataques a dos mezquitas que dejaron 49 muertos en Nueva Zelanda se multiplicaron este viernes, al igual que las protestas en el mundo musulmán, en el día de oración en el islam.

Para Donald Trump, a quien uno de los supuestos atacantes parecía admirar, se trató de una «horrenda masacre».

«Estados Unidos está al lado de Nueva Zelanda», afirmó el mandatario en Twitter.

Trump es elogiado en el manifiesto dejado por el asesino Brenton Tarrant, uno de los atacantes de los fieles de la mezquita, como «un símbolo de una identidad blanca renovada»

Desde Turquía, el presidente Recep Tayyip Erdogan también condenó «firmemente» el atentado terrorista.

«Maldigo a los que lo cometieron», declaró en un comunicado en Twitter en el que estimó que este ataque es «un nuevo ejemplo del aumento del racismo y la islamofobia».

«Con este atentado la hostilidad hacia el islam (…) pasó los límites del acoso individual para alcanzar el nivel de un asesinato de masas», declaró en una alocución en Estambul. «Parece claro que la visión del asesino (…) gana terreno en Occidente como un cáncer».

La primera ministra noruega, Erna Solberg, pidió luchar contra «todas las formas de extremismo» tras el ataque en Nueva Zelanda que recuerda según ella los atentados en 2011 a manos del extremista noruego Anders Behring Breivik.

«Es evidentemente extremadamente triste. Evoca lazos dolorosos con nuestra propia experiencia del 22 de julio, el momento más difícil de la posguerra en Noruega», declaró al canal Tv2.

El 22 de julio de 2011, Breivik mató a 77 personas en dos atentados, con una bomba en la sede del gobierno en Oslo y disparando en la isla de Utoya donde se celebraba un encuentro de las juventudes laboristas.

La reina Isabel II de Inglaterra, que es también jefe de Estado de Nueva Zelanda, se declaró el viernes «profundamente» entristecida por los ataques. «En este momento trágico, mis pensamientos y oraciones están con todos los neozelandeses», dijo en un comunicado.

«En nombre del Reino Unido, mis más sinceras condolencias a los neozelandeses», indicó por su parte la primera ministra Theresa May en Twitter.

Vladimir Putin se unió a la ola de condenas. «Espero que todos los que están implicados en este crimen sean castigados», declaró.

«El papa Francisco está muy entristecido (…) por actos de insensata violencia contra dos mezquitas en Christchurch, y expresa a todos los neozelandeses, y en particular a la comunidad musulmana, su sincera solidaridad», según un telegrama firmado por el número dos del Vaticano, cardenal Pietro Parolin.

 

«Todos nuestros recuerdos para las víctimas de crímenes odiosos contra las mezquitas (…) Francia se erige contra cualquier forma de extremismo y actúa junto a sus socios contra el terrorismo en el mundo», reaccionó el presidente francés Emmanuel Macron en Twitter.

«Comparto el duelo de los neozelandeses con sus ciudadanos atacados y asesinados por el odio racista cuando rezaban pacíficamente en sus mezquitas», declaró la canciller alemana, Angela Merkel, en un tuit publicado por su portavoz.

«Asesinar gente que reza, en su lugar más sagrado, es un acto depravado y despreciable. Para la gente de todas las religiones y de los que no tienen, se cruzó una línea roja», escribió en Twitter el presidente israelí, Reuven Rivlin.

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, condenó el ataque calificándolo como «espantoso» y como un «acto criminal atroz».

«Condena absoluta a los infames asesinos, oración para las víctimas inocentes, compasión por todos los que dicen que ‘siempre es la culpa de Salvini'», reaccionó el ministro de Interior italiano y líder de la Liga (partido de extrema derecha), Matteo Salvini.

En varios países musulmanes hubo manifestaciones de protesta tras el atentado. Desde Turquía hasta Pakistán se vieron muestras de indignación.

«Y ahora quién es el terrorista», rezaban carteles de un grupo de paquistaníes que salieron a protestar en Karachi.

«El terrorismo no tiene religión», subrayaron.



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