Crónicas de un país anormal

Sebastián Piñera de tumbo en tumbo

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No se podría acusar al Centro de Estudios Públicos (CEP), de anti derechista, sin embargo, en los últimos resultados de la encuesta anual el monarca-Presidente aparece con más rechazo que aprobación.

Los fachos pobres, en las últimas elecciones presidenciales se coludieron para dar el triunfo a Piñera, bajo la promesa de que en un gobierno de derecha la economía mejoraría y la delincuencia disminuiría.

 

Como lo demuestra esta encuesta de diciembre al fin se dieron cuenta de que el supuesto crecimiento del país no ha influido en lo más mínimo en mejorar su calidad de vida y su poder adquisitivo. No es necesario ser economista de profesión para entender que el neoliberalismo produce mayor desigualdad y que sólo enriquece al 1% de la población.

 

El mantenimiento del orden ha sido siempre el punto central del ideario de la derecha chilena y, cuando los ciudadanos votan en esta dirección, lo hacen convencidos de que se terminará, por ejemplo, con los portonazos, el narcotráfico, pues estos delincuentes, (rotos, inmigrantes, mapuches…), estarán a buen resguardo en la cárcel.

 

El historiador Alfredo Jocelyn-Holt, en su libro, El peso de la noche, relata que el mirador del Cerro Santa Lucía fue construido para observar la vida y obra de los delincuentes que habitaban, en ese entonces, en La Chimba, (actual Recoleta e Independencia). Junto con los cuatreros del campo, el mayor peligro residía en los “rotos” que invadían la ciudad e intentaran imitar a Machimalongo y se les ocurriera incendiar la ciudad de Santiago.( La chimba era muy visitada por Diego Portales y Andrés Bello por los prostíbulos,  los dos eran grandes puteros)

 

Pienso que la democracia fiduciaria cada día tiene menos sentido, pues el apoyo de los ciudadanos es tan fluctuante que, en seis meses, a lo más un año de ser elegido el monarca-Presidente pasa de ser amado a odiado, de contar con más del 50% de apoyo, bajar a 37% o, incluso, a una cifra menor. (El ideal sería que los Presidentes de la república estuvieran apenas dos años en el cargo, sin reelección; pasado el primer año debiera haber un plebiscito revocatorio si los ciudadanos así lo determinan).

 

Sebastián Piñera, en su mentalidad narcisista, estaba convencido de que una paliza tan rotunda dada al candidato opositor, Alejandro Guiller, le permitiría coronarse como el salvador de Chile y, muy seguro de sì mismo, prometía “tiempos mejores”.

 

Al poco tiempo de asumido el mando nos dimos cuenta de que el Gabinete del Presidente era tan malo, imprudente y falta de criterio como el de su primer período – chiquillos de la Cato y chiquillas de Villa María – y hoy, se rodeó de dos “conversos” que, de miristas y comunistas, han pasado a fascistas, (no es ninguna novedad pues es un camino muy frecuentado por los oportunistas de izquierda <Mussolini, Dioriot, y, más cerca, Enrique Correa, Òscar Guillermo Garrtetòn y otros tantos, Miristas y Mapus, convertidos en grandes empresarios>).

 

Los fachos pobres han tenido que reconocer que la gestión económica liderada por Piñera es tan o más mediocre que la del último año de la Presidenta Michelle Bachelet, y que los delincuentes son mucho más avezados que aquellos hacían de las suyas en los gobiernos de centro-izquierda.

 

Se suponía que un gobierno de derecha se entendería mucho mejor con las Fuerzas Armadas y Carabineros que uno de izquierda, pero la realidad está demostrando todo lo contrario: Carabineros y las Fuerzas Armadas actúan a su antojo sin ningún control por parte del poder civil, de esta manera, el papel de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas del Presidente de la República es puramente formal.

En Comandante en Jefe del Ejército, Ricardo Martínez, se da el lujo de deliberar al convocar a los militares a “defender con dientes y muelas sus privilegios previsionales, así como a denunciar a suboficiales que han vendido armas del ejército a narcotraficantes y demás delincuentes.

 

Después del affaire del “MilicoGate” le sucedió el enriquecimiento ilícito del ex Comandante en Jefe del Ejército, Juan Miguel Fuente-Alba, y ahora está en su apogeo el escándalo del enriquecimiento y mercadeo en la compra-venta de pasajes.

 

Carabineros, por otra parte, ha bajado del primer lugar en la aprobación pública a los últimos – cercano a la evaluación de partidos políticos, políticos y del Congreso -, ya nadie cree la máxima de “un amigo en su camino”. Durante el gobierno anterior los carabineros se dieron el lujo falsificar pruebas, en montajes preparados para acusar a los principales dirigentes de la CAM. Hoy está comprobado que el crimen de Camilo Catrillanca fue un homicidio premeditado. Se comprobó que la declaración del helicóptero que sobrevolaba la zona, redactado por abogado asesor de Carabineros era falsa y dolosa, pues el objetivo era simular un enfrentamiento, que nunca existió. A los cuatro carabineros imputados se agregaría, por el momento, el abogado, sumado a la llamada a retiro de oficiales y, actualmente, del general Franzani.

 

A todos los casos anteriores se suma el escándalo protagonizado por el alto mando de la Fuerza Aérea a raíz de gastos excesivos en la ceremonia del cambio de mando. Por ahora, los únicos que se salvan son los marinos.

 

Sebastián Piñera ha dejado de lado silencio de meses anteriores que denotaba cierto tino e inteligencia, pues “el rey no debe mezclarse con sus súbditos para su imagen de persona sagrada”, pero ahora tuvo la mala idea de querer lucirse cuando él mismo sabe que prototipo del mete pata, ¿será que al acariciar a los inocentes niños conseguirá hacernos llorar de emoción?

 

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

09/12/2018

 

 

 

 

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  1. DON RAFAEL, cuando usted cita textualmente a un montón de filósofos y genios mundiales, usted tiende a no equivocarse en sus ideas que completmenta con sus citas, pero cuando usted usa cifras que están al alcance de todo el mundo para demostrar un hecho, se equivoca totalmente y demuestra que leer estadísticas no es su fuerte. ¿A qué viene esto? Copio parte de su artículo: «Pienso que la democracia fiduciaria cada día tiene menos sentido, pues el apoyo de los ciudadanos es tan fluctuante que, en seis meses, a lo más un año de ser elegido el monarca-Presidente pasa de ser amado a odiado, de contar con más del 50% de apoyo, bajar a 37% o, incluso, a una cifra menor». —Usted se equivoca totalmente con estas cifras, don Rafa, ya que el delincuente presidente, del total de la lista electoral, sacó un poquito más de un cuarto de ella, es decir, un 25.4%, y de ese 25.4% sacó un poquito más del 50% de los votos. Don Rafa, tenga más cuidado cuando usa estadisticas.

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